Aquí encontrarás comentarios sobre la actualidad y lo que no es tan actual, lo que tiene cierto interés o lo que ha despertado la curiosidad del autor, algunos relatos y fotos propios y artículos de prensa. Todo sin más pretensión que la de darle salida pública.
Las estatuas son muy peligrosas, y cobran vida mucho peor, debo decir que en este relato ire por el bando de las estatuas, pues parecen ciertamente tener ganada la partida y con buena ventaja. Gregson la tiene dificil, y no sabemos que ira a pasarle, quedo ese continuara bien puesto para dejarnos en suspenso.
Buenas tardes, Isan. Esta mañana leí tu relato, del que alabo la sobriedad y la elegancia en el modo de escribirlo, y aunque me gustó mucho, no me dio tiempo a comentarlo. Mejor, porque se me quedó grabada la imagen de la Victoria Alada de Samatracia, una escultura llena de armonía helenística, que aunque le falte la cabeza, esto no le resta belleza a la estatua. Por muy mala copia que sea, me llama la atención que hayas, como autor, escogido precisamente esta obra de arte para que el enterrador, u operario del cementerio, le haya pillado tal inquina. ¿Puede que haya una no concordancia de tiempos en esta frase?: “acudió al cementerio como lo hacía cada mañana desde HACE (hacía), más de treinta años” Por lo demás, tu historia es tan equilibrada como la estatua, y completamente inesperado el final del barbudo blandiendo la espada. Con ganas de saber que ocurrió, así que no te va a quedar otra que continuarlo. Un fuerte abrazo, Isan.
Hola, Isabel. Creo que he cometido un error en mezclar lo bello y lo nefando. La inquina no es a la Victoria Alada sino al panteón y, especialmente a la escultura de Enrique VIII. El error está en decir que había llegado a odiarla dando a entender que es la copia lo que odia puesto que la frase va a continuación. Quizás la cambie si me está permitido. La corrección del tiempo verbal muy oportuna. Es uno de los muchos defectos que me cuesta corregir, así que te agradezco que me lo hagas notar. Un abrazo.
Hay algunos cementerios dignos de ver, con estatuas y esculturas increíbles. paseando por uno de ellos se me ocurrió este relato en el que hago mención a unas estatuas. Te lo paso para cuando tengas tiempo y ganas, Isan.
Menudo escenario has escogido par desarrollar la trama,... muy acorde con esas estatuas que parecen cobrar vida,... o eso parece,... aunque ya sabemos que lo evidente no tiene que ser la solución a ese continuará... Muy bueno!
Hola. Como tuviera que continuar el relato, no sé qué podría resultar. Si se presenta la oportunidad, ando barajando varias posibilidades, pero no me convence ninguna. Ya veremos. Gracias por pasarte. Un saludo.
Hola, Isan. A mí tu relato me ha llevado a un ambiente decimonónico y algo gótico. Muy buena historia, elegante, como dice Tara, y con un final inesperado que invita a continuar leyendo. Felicidades.
Hola, Marta. Me alegro de que me comentes tu impresión sobre el ambiente de relato porque era ese el que imaginé al escribirlo. Gracias por la felicitación. Un abrazo.
Salud compañero! ¿La estatua quiere vengarse de la descalificación permanente de Gregson, o está ayudando a incorporarlo a su mundo? Entre vivos y muertos son tantas las posibilidades.... Me ha gustado mucho. Particularmente la sobriedad, de la que ya te han hablado, y que tan bien le a un cementerio. Un abrazo
Una continuación que se me antoja terrible, je,je. Resulta especialmnete intrigante y original que la historia tenga lugar en un cementerio, donde, en principio, nada ocurre y nada se mueve. Un abrazo.
Hola, Josep Mª. Dices bien: en principio. El cementerio es un universo paralelo del que hay información abundante en la literatura y no precisamente en la "quietud del cementerio". Gracias por pasarte. Un abrazo.
Si ya el hecho de que la historia se realice en un cementerio es tenebrosa, ya ni te digo que aparezcan estatuas con macabras historias y que cobren vida además. Un final que no augura nada bueno, pero que te deja con las ganas de saber qué ocurrirá. Muy ingenioso y bien narrado. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
HOla Isan, jo las descripciones han hecho que me vaya imaginando toda la escena. Me ha parecido curioso esas dos estatuas tan diferentes, pues si que tenían caprichos este linaje de los Montfort un rey y la hija de Zeus, quiero recordar. No se porqué pero me he imaginado que la estatua barbuda era el del rey de la guillotina, como sea así que se prepare, que alguna cabeza puede rodar, jejeej. Gracias, disfruté con la historia.
Hola, Emerencia. Ya sabes, la gente de pasta suele tener buen gusto, pero también extravagancias. Efectivamente el de las barbas es el de la guillotina o se lo cree. Ya veremos. Gracias por el comentario. Un abrazo.
¡Hola, Isan! Sugerente propuesta narrada con sobriedad que nos lleva hasta un escenario tenebroso que personifica a las estatuas de un cementerio muy particular, una de ellas y a la que tenía especial inquina, acaba por vengarse. Me ha gustado mucho la sutileza con la que vas tejiendo la trama para unir la realidad a la ficción en ese momento glorioso del "continuará". Un abrazo.
P.D. Sería conveniente cambiar el tiempo verbal "hacía" por "hace" (como lo hacía cada mañana desde hace más de treinta años). Te lo comento porque otro tanto me sucedió también a mí con el mío y lo he corregido de acuerdo a la observación que Javier (Kendall) me ofreció en su comentario.
Hola, Estrella. Parece la venganza de un tipo que acostumbraba a cortar cabezas a la menor, así que, cuidadín con él. Ese tiempo verbal que me comentas lo había cambiado haciendo caso a una sugerencia. Lo vuelvo a cambiar para dejarlo como estaba originalmente. De paso me alegro que me hayas comentado la fuente de la observación (Kendall) que desconocía que andaba por aquí y de quien no tenía referencias desde Literautas cuando firmaba como Don Kendall. Gracias, Estrella por tus observaciones. Un abrazo.
Me ha gustado, Isan! El ambiente lúgubre de un cementerio, mezclado con el reflejo de lo que fueron figuras de grandes tiranos, como Enrique VIII es una muy buena combinación. Lo veo un texto que bien podría terminar Justo donde lo has dejado, ya que así dejas bien clara la naturaleza del personaje en el que te centras, y un guiño a las ejecuciones que ordenó. Enhorabuena! Un abrazote!
Tú descripción del escenario me ha generado una imagen muy detallada y con el final ha sido inevitable, una escena de "Los Inmortales" ha venido a mi cabeza. No sé si con buen criterio. Espero ansiosa el final...
Supongo que tu desconocimiento se debe a tu juventud (no lo sé). Fue una saga de varias películas pero la buena fue la primera: Christopher Lambert y Sean Connery. En fin, tampoco tiene mucha relevancia pero en esa película se ganaban la inmortalidad cortándose la cabeza con una espada.
¡Hola, Isan! ¡Qué atrapante historia nos has aportado! Un micro con una ambientación y atmósfera muy de aquel terror gótico victoriano. Cementerio, una infamia del pasado por descubrir y una estatua que al parecer cobra vida, o no, dado que el continuará llega justo cuando aparece ese tipo barbudo. El micro funciona sin el continuará, con un final que nos haría pensar en una venganza de ultratumba; pero con el continuará nos sugiere un misterio por resolver y toda una historia por contar que bien puede derivar tanto en una historia de terror paranormal o en un argumento detectivesco. En ambos casos, una historia atrapante. ¡Reto superado! Un abrazo!
Hola, David. Un misterio sin resolver era lo que pedías, así que si te parece que he superado el reto me quedo satisfecho. Te agradezco el comentario. Un abrazo.
Hola, Harolina. Como no tengo que hacer la continuación, dejaremos reposar la historia para ver por donde fluye. Buena semana también para ti. Un abrazo.
Hola maestro, Un gran micro el que ofreces en esta ocasión. Al margen de la anécdota y el contexto, disfruto mucho cuando hay un buen trabajo con la elección de la voz narrativa. Al fin y al cabo un buen narrador ayuda al autor y sobre todo al lector. El presentar un narrador en tercera persona con una omnisciencia sabiamente restringida, hace que el lector perdone esa maldad y se deje llevar como si de un perro de caza se tratase, sabiendo que después del final en suspense tendrá la recompensa de saber "eso" que Gregson sabe: «Sabía muy bien de cual se trataba». ¡Qué de saberes!!;-)). Genial ese párrafo, el tercero, como nudo, sin ocultar el desenlace en el cuarto. Me gustó mucho Nota tiquismiquis: Gregson acudió a cementerio. Tal vez falte una l. Un abrazo y haya salud
Hola, Javier. Eso de maestro voy a tomarlo como un cumplido exagerado, más viniendo de quien viene, pero te lo agradezco porque me ha hecho ilusión. A veces no se sabe bien cómo manejar el narrador y tú eres experto en ello. La letra que se perdió y no vi por mucho que lo leyera, la pongo en seguida. Gracias, Javier. Salud.
Estimado colega,en una entrevista a Marcelo "Loco" Bielsa previa al partido entre el C.F Barcelona y el Atleti de Bilbao, dijo: La condición de maestro exige que uno tenga un conocimiento que el destinatario no tiene y que el destinatario aspire a recibir ese conocimiento Ese es el sentido que tiene para mí la atribución de maestro/maestra a una persona. Exige dos condiciones: Que alguien tenga conocimiento del tema y que alguien aspire a recibir ese conocimiento. Sin una de las dos , no es posible colocar tal atributo jejeje... Como ves, ni banal, ni fútil, y mucho menos un cumplido por parte de quien lo emite ;-). al fin y a la postre se trata de aprender y sobre todo aprender de la experimentación, de la prueba y de los fallos. En suma divertirse mientras se pueda. Un abrazo y salud
No me animaría a hacer nada tan irrespetuoso en un cementerio como escupir a una tumba, lo de la estatua aún menos. Pobre protagonista, él se sentía como en casa en ese lugar, pero alguien va a querer darle una lección. Buen microrrelato. Un abrazo.
Hola, Isan. Me ha gustado mucho tu microrrelato. El planteamiento me parece de lo más acertado y sugerente, en el sentido de que nos presentas a un personaje que disfruta de su trabajo, sintiéndose en el cementerio tan a gusto como en su propia casa ("El oficio lo había heredado de su padre y le gustaba. Decía que, más que un trabajo, era una afición."). Y entonces, en ese ambiente tan "agradable" y donde el protagonista se siente seguro, surge el elemento disruptivo: esa figura del panteón que ha desaparecido misteriosamente y que deja a nuestro personaje desubicado. El giro final es genial, dejándonos con la duda de si se trata del espíritu de Enrique VIII, o bien de un historiador psicópata que se quiere vengar de él por los escupitajos a su Rey favorito, o bien...(¡Vete tú a saber!). Por cierto, a mí me parece muy buen detalle que la Victoria Alada de Samotracia esté decapitada, al igual que algunas de las víctimas del propio monarca inglés. Un abrazo!
Hola, Beri. Me alegro de que hayas notado el detalle de la escultura sin cabeza que la puse ahí a modo de guiño por la "afición" del monarca. El final queda abierto como no podía ser de otra forma aunque a mí me gusta más tirar por lo terrenal. So te ha gustado el planteamiento, me quedo muy satisfecho. Gracias por comentar. Un abrazo.
No hay cosa más terrorífica que contemplar una estatua fijamente y presentir algún movimiento de la misma. Miedo a darte la vuelta y que te sorprenda por detrás con espada pétrea alzada sobre ti, eso ya debe de ser de infarto. Un abrazo.
Muy buen relato, entre gótico, de terror, histórico... Ese ser que se abalanza sobre Gregson es enigmático y, aunque una se imagine que es el rey Enrique VIII, también podría haber sorpresa. Esperemos a ver si continúa... o no. Un beso.
Emigmático debe ser porque ni yo mismo conozco el desenlace aunque tengo mis preferencias. Parece que esta propuesta está gustando, así que me temo que David estará sopesando la idea de que haya continuación, además lo estamos diciendo todos con el continuará... Así que a verlas venir. Te agradezco que hayas pasado por aquí y dejes tu comentario. Un abrazo.
Hola Isan. ¡Pues vaya mala leche que tienen esas estatuas! El señor barbudo deba creerse el jinete sin cabeza. Se lo veo muy mal al pobre protagonista. Un saludo.
¡Me ha encantado! El final es inquietante y deja con ganas de más. También me ha parecido que la estructura del relato está muy bien definida: presentación del personaje al principio, para seguir con el panteón y luego llevaros directamente a la acción. ¡Genial! Un abrazo :)
Las estatuas son muy peligrosas, y cobran vida mucho peor, debo decir que en este relato ire por el bando de las estatuas, pues parecen ciertamente tener ganada la partida y con buena ventaja. Gregson la tiene dificil, y no sabemos que ira a pasarle, quedo ese continuara bien puesto para dejarnos en suspenso.
ResponderEliminarGracias, Hugo, por pasarte. Pues sí, las estatuas tienen vocación de permanencia, quizás, conocedor de ello, Gregson se quedó de piedra.
EliminarUn saludo.
Buenas tardes, Isan. Esta mañana leí tu relato, del que alabo la sobriedad y la elegancia en el modo de escribirlo, y aunque me gustó mucho, no me dio tiempo a comentarlo. Mejor, porque se me quedó grabada la imagen de la Victoria Alada de Samatracia, una escultura llena de armonía helenística, que aunque le falte la cabeza, esto no le resta belleza a la estatua. Por muy mala copia que sea, me llama la atención que hayas, como autor, escogido precisamente esta obra de arte para que el enterrador, u operario del cementerio, le haya pillado tal inquina.
ResponderEliminar¿Puede que haya una no concordancia de tiempos en esta frase?: “acudió al cementerio como lo hacía cada mañana desde HACE (hacía), más de treinta años”
Por lo demás, tu historia es tan equilibrada como la estatua, y completamente inesperado el final del barbudo blandiendo la espada.
Con ganas de saber que ocurrió, así que no te va a quedar otra que continuarlo.
Un fuerte abrazo, Isan.
Hola, Isabel. Creo que he cometido un error en mezclar lo bello y lo nefando. La inquina no es a la Victoria Alada sino al panteón y, especialmente a la escultura de Enrique VIII. El error está en decir que había llegado a odiarla dando a entender que es la copia lo que odia puesto que la frase va a continuación. Quizás la cambie si me está permitido.
EliminarLa corrección del tiempo verbal muy oportuna. Es uno de los muchos defectos que me cuesta corregir, así que te agradezco que me lo hagas notar.
Un abrazo.
Hay algunos cementerios dignos de ver, con estatuas y esculturas increíbles. paseando por uno de ellos se me ocurrió este relato en el que hago mención a unas estatuas. Te lo paso para cuando tengas tiempo y ganas, Isan.
ResponderEliminar¡Ay! se me olvidó en enlace
ResponderEliminarhttps://alzapalabra.blogspot.com/2018/06/el-mendigo-del-cementerio-staglieno.html
Gracias, luego lo miro.
EliminarLo he vuelto a leer y el error de comprensión es mío. Disculpa, Isan.
ResponderEliminarMenudo escenario has escogido par desarrollar la trama,... muy acorde con esas estatuas que parecen cobrar vida,... o eso parece,... aunque ya sabemos que lo evidente no tiene que ser la solución a ese continuará...
ResponderEliminarMuy bueno!
Hola. Como tuviera que continuar el relato, no sé qué podría resultar. Si se presenta la oportunidad, ando barajando varias posibilidades, pero no me convence ninguna. Ya veremos.
EliminarGracias por pasarte. Un saludo.
Hola, Isan. A mí tu relato me ha llevado a un ambiente decimonónico y algo gótico. Muy buena historia, elegante, como dice Tara, y con un final inesperado que invita a continuar leyendo. Felicidades.
ResponderEliminarHola, Marta. Me alegro de que me comentes tu impresión sobre el ambiente de relato porque era ese el que imaginé al escribirlo. Gracias por la felicitación.
EliminarUn abrazo.
Salud compañero!
ResponderEliminar¿La estatua quiere vengarse de la descalificación permanente de Gregson, o está ayudando a incorporarlo a su mundo? Entre vivos y muertos son tantas las posibilidades....
Me ha gustado mucho. Particularmente la sobriedad, de la que ya te han hablado, y que tan bien le a un cementerio. Un abrazo
Salud, Juana. Algo de venganza parece intuirse, pero nunca se sabe cuando hay un continuará... Gracias, Juana por pasarte. Un abrazo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUna continuación que se me antoja terrible, je,je.
ResponderEliminarResulta especialmnete intrigante y original que la historia tenga lugar en un cementerio, donde, en principio, nada ocurre y nada se mueve.
Un abrazo.
Hola, Josep Mª. Dices bien: en principio. El cementerio es un universo paralelo del que hay información abundante en la literatura y no precisamente en la "quietud del cementerio".
ResponderEliminarGracias por pasarte. Un abrazo.
Si ya el hecho de que la historia se realice en un cementerio es tenebrosa, ya ni te digo que aparezcan estatuas con macabras historias y que cobren vida además. Un final que no augura nada bueno, pero que te deja con las ganas de saber qué ocurrirá.
ResponderEliminarMuy ingenioso y bien narrado. Me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Hola, Pepe. Ni yo mismo sé qué ocurrirá. Dejé el relato donde me dijeron que lo hiciera, así que a esperar.. Gracias por pasarte. Un saludo
EliminarHOla Isan, jo las descripciones han hecho que me vaya imaginando toda la escena. Me ha parecido curioso esas dos estatuas tan diferentes, pues si que tenían caprichos este linaje de los Montfort un rey y la hija de Zeus, quiero recordar. No se porqué pero me he imaginado que la estatua barbuda era el del rey de la guillotina, como sea así que se prepare, que alguna cabeza puede rodar, jejeej. Gracias, disfruté con la historia.
ResponderEliminarHola, Emerencia. Ya sabes, la gente de pasta suele tener buen gusto, pero también extravagancias. Efectivamente el de las barbas es el de la guillotina o se lo cree. Ya veremos.
EliminarGracias por el comentario. Un abrazo.
Nos ha dado a los dos por jugar con los muertos, aunque desde distintos puntos de vista.
ResponderEliminarMuy bueno tu micro.
Un abrazo.
Gracias, Macondo. Cementerios, muertos... dan buen juego para los continuará... Gracias por pasarte. Un abrazo.
Eliminar¡Hola, Isan!
ResponderEliminarSugerente propuesta narrada con sobriedad que nos lleva hasta un escenario tenebroso que personifica a las estatuas de un cementerio muy particular, una de ellas y a la que tenía especial inquina, acaba por vengarse.
Me ha gustado mucho la sutileza con la que vas tejiendo la trama para unir la realidad a la ficción en ese momento glorioso del "continuará".
Un abrazo.
P.D. Sería conveniente cambiar el tiempo verbal "hacía" por "hace" (como lo hacía cada mañana desde hace más de treinta años).
Te lo comento porque otro tanto me sucedió también a mí con el mío y lo he corregido de acuerdo a la observación que Javier (Kendall) me ofreció en su comentario.
Hola, Estrella. Parece la venganza de un tipo que acostumbraba a cortar cabezas a la menor, así que, cuidadín con él.
EliminarEse tiempo verbal que me comentas lo había cambiado haciendo caso a una sugerencia. Lo vuelvo a cambiar para dejarlo como estaba originalmente.
De paso me alegro que me hayas comentado la fuente de la observación (Kendall) que desconocía que andaba por aquí y de quien no tenía referencias desde Literautas cuando firmaba como Don Kendall.
Gracias, Estrella por tus observaciones.
Un abrazo.
Me ha gustado, Isan!
ResponderEliminarEl ambiente lúgubre de un cementerio, mezclado con el reflejo de lo que fueron figuras de grandes tiranos, como Enrique VIII es una muy buena combinación. Lo veo un texto que bien podría terminar Justo donde lo has dejado, ya que así dejas bien clara la naturaleza del personaje en el que te centras, y un guiño a las ejecuciones que ordenó. Enhorabuena!
Un abrazote!
Hola, Ana. Me alegra de que hayas visto ese ambiente lúgubre que he querido trasmitir. Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTú descripción del escenario me ha generado una imagen muy detallada y con el final ha sido inevitable, una escena de "Los Inmortales" ha venido a mi cabeza. No sé si con buen criterio. Espero ansiosa el final...
ResponderEliminarGracias por pasarte a comentar el relato. Lamentáblemente desconozco esa peli o serie, así que miraré ahora para ver de qué va.
EliminarUn saludo.
Supongo que tu desconocimiento se debe a tu juventud (no lo sé). Fue una saga de varias películas pero la buena fue la primera: Christopher Lambert y Sean Connery. En fin, tampoco tiene mucha relevancia pero en esa película se ganaban la inmortalidad cortándose la cabeza con una espada.
Eliminar¡Hola, Isan! ¡Qué atrapante historia nos has aportado! Un micro con una ambientación y atmósfera muy de aquel terror gótico victoriano. Cementerio, una infamia del pasado por descubrir y una estatua que al parecer cobra vida, o no, dado que el continuará llega justo cuando aparece ese tipo barbudo. El micro funciona sin el continuará, con un final que nos haría pensar en una venganza de ultratumba; pero con el continuará nos sugiere un misterio por resolver y toda una historia por contar que bien puede derivar tanto en una historia de terror paranormal o en un argumento detectivesco. En ambos casos, una historia atrapante. ¡Reto superado! Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David. Un misterio sin resolver era lo que pedías, así que si te parece que he superado el reto me quedo satisfecho. Te agradezco el comentario.
EliminarUn abrazo.
Isan que buen relato, basándote en un escenario poco común para recibir inspiración, aunque hay panteones que dan para un tratado de historia.
ResponderEliminarMuy bien llevado, y el continuará nos deja con cierta duda, habrá cobrado vida la estatua o solo es su apatía hacia ella.
Que pases bien la semana.
Hola, Harolina. Como no tengo que hacer la continuación, dejaremos reposar la historia para ver por donde fluye. Buena semana también para ti.
EliminarUn abrazo.
Hola maestro,
ResponderEliminarUn gran micro el que ofreces en esta ocasión. Al margen de la anécdota y el contexto, disfruto mucho cuando hay un buen trabajo con la elección de la voz narrativa. Al fin y al cabo un buen narrador ayuda al autor y sobre todo al lector. El presentar un narrador en tercera persona con una omnisciencia sabiamente restringida, hace que el lector perdone esa maldad y se deje llevar como si de un perro de caza se tratase, sabiendo que después del final en suspense tendrá la recompensa de saber "eso" que Gregson sabe: «Sabía muy bien de cual se trataba». ¡Qué de saberes!!;-)). Genial ese párrafo, el tercero, como nudo, sin ocultar el desenlace en el cuarto.
Me gustó mucho
Nota tiquismiquis: Gregson acudió a cementerio. Tal vez falte una l.
Un abrazo y haya salud
Hola, Javier.
EliminarEso de maestro voy a tomarlo como un cumplido exagerado, más viniendo de quien viene, pero te lo agradezco porque me ha hecho ilusión. A veces no se sabe bien cómo manejar el narrador y tú eres experto en ello. La letra que se perdió y no vi por mucho que lo leyera, la pongo en seguida.
Gracias, Javier. Salud.
Estimado colega,en una entrevista a Marcelo "Loco" Bielsa previa al partido entre el C.F Barcelona y el Atleti de Bilbao, dijo:
EliminarLa condición de maestro exige que uno tenga un conocimiento que el destinatario no tiene y que el destinatario aspire a recibir ese conocimiento
Ese es el sentido que tiene para mí la atribución de maestro/maestra a una persona. Exige dos condiciones: Que alguien tenga conocimiento del tema y que alguien aspire a recibir ese conocimiento. Sin una de las dos , no es posible colocar tal atributo jejeje...
Como ves, ni banal, ni fútil, y mucho menos un cumplido por parte de quien lo emite ;-). al fin y a la postre se trata de aprender y sobre todo aprender de la experimentación, de la prueba y de los fallos. En suma divertirse mientras se pueda.
Un abrazo y salud
Gran lección la tuya. Un abrazo.
Eliminar¡Hola, Isan!
ResponderEliminarWow, ¡Vaya qué sorpresa se llevó Gregson! Me encanta el relato, es muy original y aterrador.
Felicidades!
Hola, Yessykan.
EliminarSorpresa y susto tiene en el cuerpo Gregson y no sabe que hacer porque ni el propio autor lo ha decidido. Gracias.
Sí que tiene misterio la cosa y además en sitio tan propicio👍
ResponderEliminarveremos como evoluciona ca cosa. Gracias por leer. Un saludo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo me animaría a hacer nada tan irrespetuoso en un cementerio como escupir a una tumba, lo de la estatua aún menos. Pobre protagonista, él se sentía como en casa en ese lugar, pero alguien va a querer darle una lección. Buen microrrelato. Un abrazo.
ResponderEliminarParece que tanto escupir a alguien no le ha gustado, o no, quien sabe, ni yo lo sé.
EliminarUn abrazo a ti. Espero seguir leyéndote.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEliminado porque se me ha escapado el dedo. Perdón
EliminarHola, Isan. Me ha gustado mucho tu microrrelato. El planteamiento me parece de lo más acertado y sugerente, en el sentido de que nos presentas a un personaje que disfruta de su trabajo, sintiéndose en el cementerio tan a gusto como en su propia casa ("El oficio lo había heredado de su padre y le gustaba. Decía que, más que un trabajo, era una afición."). Y entonces, en ese ambiente tan "agradable" y donde el protagonista se siente seguro, surge el elemento disruptivo: esa figura del panteón que ha desaparecido misteriosamente y que deja a nuestro personaje desubicado. El giro final es genial, dejándonos con la duda de si se trata del espíritu de Enrique VIII, o bien de un historiador psicópata que se quiere vengar de él por los escupitajos a su Rey favorito, o bien...(¡Vete tú a saber!). Por cierto, a mí me parece muy buen detalle que la Victoria Alada de Samotracia esté decapitada, al igual que algunas de las víctimas del propio monarca inglés. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, Beri. Me alegro de que hayas notado el detalle de la escultura sin cabeza que la puse ahí a modo de guiño por la "afición" del monarca. El final queda abierto como no podía ser de otra forma aunque a mí me gusta más tirar por lo terrenal. So te ha gustado el planteamiento, me quedo muy satisfecho. Gracias por comentar.
EliminarUn abrazo.
No hay cosa más terrorífica que contemplar una estatua fijamente y presentir algún movimiento de la misma.
ResponderEliminarMiedo a darte la vuelta y que te sorprenda por detrás con espada pétrea alzada sobre ti, eso ya debe de ser de infarto.
Un abrazo.
Pues sí, debe serlo. Igual le saco del mal trago que estará pasando el bueno de Gregson.
EliminarUn abrazo.
Muy buen relato, entre gótico, de terror, histórico... Ese ser que se abalanza sobre Gregson es enigmático y, aunque una se imagine que es el rey Enrique VIII, también podría haber sorpresa. Esperemos a ver si continúa... o no.
ResponderEliminarUn beso.
Emigmático debe ser porque ni yo mismo conozco el desenlace aunque tengo mis preferencias. Parece que esta propuesta está gustando, así que me temo que David estará sopesando la idea de que haya continuación, además lo estamos diciendo todos con el continuará... Así que a verlas venir.
EliminarTe agradezco que hayas pasado por aquí y dejes tu comentario.
Un abrazo.
Hola Isan. ¡Pues vaya mala leche que tienen esas estatuas! El señor barbudo deba creerse el jinete sin cabeza. Se lo veo muy mal al pobre protagonista.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Bruno. Lo tiene mal el protagonista, pero en las pelis casi nunca mueren. Ya veremos.
EliminarUn saludo.
¡Me ha encantado! El final es inquietante y deja con ganas de más. También me ha parecido que la estructura del relato está muy bien definida: presentación del personaje al principio, para seguir con el panteón y luego llevaros directamente a la acción. ¡Genial!
ResponderEliminarUn abrazo :)
Pues muchas gracias, me dejas contento con tu comentario.
EliminarUn abrazo.