2014-04-19

BANDERAS

No descubro nada nuevo al hablar sobre la importancia de las banderas.

Con ser un simple trapo de colores, la gente mata y muere por ella, sufre y disfruta, se identifica o la odia, la besa o la quema.

Una bandera es el emblema identificador de un país, de un equipo o de unas ideas. Está bien amar los colores, los propios, lo malo empieza cuando son impuestos los colores, las ideas y las banderas.

El otro día –el 14 de abril- vi por la calle un grupo de gente portando banderas y tomé la foto. La he juntado con otras varias que he ido tomando en diversos momentos pero en mi misma ciudad. 

Ideas opuestas algunas, otras complementarias y otras simplemente distintas.


Se puede ver la foto clicando en el cuadro superior Imágenes.

2014-04-11

NO ME LO DIGAS CON PALABRAS

La risa y el llanto son las más genuinas representaciones de lo que pasa en el interior de las personas.  Gestos fáciles de interpretar y que llevan a la empatía con esa persona.

No sé si la risa es expresión adquirida por imitación o con la que ya nacemos, pero del llanto no me cabe la menor duda a la vista –mejor al oído- de lo temprano del lloro del niño y la potencia con que lo hace. Ambas las utilizamos instintivamente para mostrar alegría o tristeza, aceptación o desagrado.

Existen otras expresiones, todas muy físicas, para transmitir sentimientos y que cambian dependiendo de la circunstancia y lugar. Todas aprendidas pero tan asimiladas que las exteriorizamos de manera instintiva. Los abrazos y los besos requieren un contacto con el interlocutor. Hacemos chocar las palmas –lo que se denomina aplauso- para dar nuestra aprobación a algo que vemos u oímos. Nos llevamos las manos a la cara tapándola por vergüenza, a las sienes para concentrarnos, a boca cuando nos equivocamos o al mentón cuando dudamos. Alzamos los brazos, los cruzamos o los extendemos en función de diversos testimonios que no necesitan palabras.

Me llama la atención por poco usual en mi entorno, cómo los negros de África se manifiestan bailando mientras realizan la marcha. Supongo que es gesto aprendido, pero parece que llevan el ritmo metido en el cuerpo como algo consustancial a su ser.

Hay otras expresiones que, más que aprendidas intuitivamente, están estudiadas y que requieren cierta practica para su eficacia. Me refiero a los cortes de mangas, a levantar el puño, un dedo o varios, a mover de distintas formas los dedos, las manos, la cabeza, las cejas, la boca, la lengua y algunos incluso hasta las orejas. Arrugamos el entrecejo o abrimos los ojos desmesuramentente. Cuando cucamos un ojo puede ser signo de complicidad o treintayunas en el juego del mus. En fin, la casuística gestual es inagotable.

Pero entre todas hay una que me subyuga especialmente. Son los brincos que pegan los hinchas cuando su equipo —generalmente de fútbol— mete un gol. No puede haber más primitivismo en la acción. Imagen que nos retrotrae a las cavernas y que, no me cabe duda, es fruto de la herencia genética que corrobora nuestra descendencia de los primates.



Estamos en la era del WhatsApp pero seguimos dando botes como hace veinte mil años. Además el gesto tiene unos matices y una riqueza expresiva de la que los WhatsApps carecen y más a la vista del paupérrimo uso del lenguaje que en ellos se da.

2014-04-04

CRÍTICA DE ARTE

La misma habilidad que tiene un artista para que una obra suya se exhiba en un museo prescindiendo de la calidad que pueda o no tener, la debe tener el crítico para comentar la obra de otros sin decir ni bien ni mal ni todo lo contrario y quedar divinamente.

Se trata de destacar aspectos como la fuerza, la expresividad, la delicadeza del trazo, la composición, el color, la técnica, las sensaciones, los matices, etc. y hablar sobre ellos. Cuanta más ambigüedad, mejor. Todo muy subjetivo y personal. Palabras del argot para salir del paso y que el receptor seguro que las interpreta muy positivamente dada la autosatisfacción —muchas veces sobrevalorada— que normalmente tienen los creadores.

Esto me ocurrió el otro día cuando acudí a una exposición de grabados. Aproveché la presencia de un artista local consolidado para recabar su opinión. No se salió del guión y fue un ejemplo de lo que he descrito. Apuntó algunos aspectos de manera vaga e imprecisa de tres o cuatro cuadros como más interesantes, pero lo que yo quería oír de una obra concreta que me gustó, lo metió en el mismo paquete de las destacadas sin mayor concreción.

El artista puede hacer algo horrible y justificarlo diciendo que busca la provocación. He visto auténticas mamarrachadas de mal gusto ocupando el espacio principal de una sala de un gran museo. Yo estoy preparado para encontrar provocación —entendida como incitar al enojo— en la prensa diaria más que en una exposición.

A estas alturas está casi todo inventado y cuesta sorprender con obra de calidad o, al menos, novedosa. No quiere decir esto que no se hagan auténticas maravillas, pero muchas no se dan a conocer y sus artistas se quedan en un injusto anonimato, seguramente porque no han tenido ocasión de venderse.

En los museos y galerías debería haber un botón de me gusta/no me gusta como en Internet. Muy simplista tratándose de arte pero muy efectivo. Si se pusiera, tal vez se desmitificarían ciertas obras y muchos autores.

O, tal vez, no se trata de simplificar en bueno/malo sino, precisamente, de encontrar los matices, el mensaje…

De las fotos  que se pueden ver pinchando en el recuadro superior Imágenes,  la primera es el grabado de técnica mixta litografía/serigrafía que me gustó de la exposición, titulada enredados; su autora es Mila Boj (milaboj.blogspot.com). Con la segunda foto he querido representar de manera humorística lo comentado. Contiene cuatro escenas posibles -cosas muy parecidas he visto en museos-, pero solo una es la auténtica y no es la que parece.