La
misma habilidad que tiene un artista para que una obra suya se exhiba en un
museo prescindiendo de la calidad que pueda o no tener, la debe tener el
crítico para comentar la obra de otros sin decir ni bien ni mal ni todo lo
contrario y quedar divinamente.
Se
trata de destacar aspectos como la fuerza, la expresividad, la delicadeza del
trazo, la composición, el color, la técnica, las sensaciones, los matices, etc.
y hablar sobre ellos. Cuanta más ambigüedad, mejor. Todo muy subjetivo y
personal. Palabras del argot para salir del paso y que el receptor seguro que
las interpreta muy positivamente dada la autosatisfacción —muchas veces sobrevalorada— que normalmente tienen los creadores.
Esto
me ocurrió el otro día cuando acudí a una exposición de grabados. Aproveché la
presencia de un artista local consolidado para recabar su opinión. No se salió
del guión y fue un ejemplo de lo que he descrito. Apuntó algunos aspectos de
manera vaga e imprecisa de tres o cuatro cuadros como más interesantes, pero lo
que yo quería oír de una obra concreta que me gustó, lo metió en el mismo
paquete de las destacadas sin mayor concreción.
El
artista puede hacer algo horrible y justificarlo diciendo que busca la
provocación. He visto auténticas mamarrachadas de mal gusto ocupando el espacio
principal de una sala de un gran museo. Yo estoy preparado para encontrar
provocación —entendida como incitar al enojo— en la prensa diaria más que en
una exposición.
A
estas alturas está casi todo inventado y cuesta sorprender con obra de calidad
o, al menos, novedosa. No quiere decir esto que no se hagan auténticas
maravillas, pero muchas no se dan a conocer y sus artistas se quedan en un
injusto anonimato, seguramente porque no han tenido ocasión de venderse.
En
los museos y galerías debería haber un botón de me gusta/no me gusta como en Internet. Muy simplista tratándose de
arte pero muy efectivo. Si se pusiera, tal vez se desmitificarían ciertas obras
y muchos autores.
O,
tal vez, no se trata de simplificar en bueno/malo sino, precisamente, de
encontrar los matices, el mensaje…
De
las fotos que se pueden ver pinchando en
el recuadro superior Imágenes, la primera es el grabado de técnica mixta
litografía/serigrafía que me gustó de la exposición, titulada enredados; su autora es Mila Boj (milaboj.blogspot.com). Con la segunda foto he querido representar
de manera humorística lo comentado. Contiene cuatro escenas posibles -cosas muy
parecidas he visto en museos-, pero solo una es la auténtica y no es la que
parece.
¿Estamos ante un crítico de arte, un espectador anónimo, el propio autor o un electricista revisando el cuadro de luces?
ResponderEliminarEn cualquier caso, no me doy por aludido en la cuarta viñeta.
ResponderEliminarGracias por tu ingenioso comentario. Hoy cualquiera puede ser crítico de arte, pero para vivir de ello lo más probable es que te tengas que dedicar a otra cosa, como por ejemplo electricista. Lo de la cuarta viñeta igual va para quien está enfrente, que tiene toda la pinta de ser el autor de la foto.
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