2020-02-14

UNA FOTO DE PERFIL



Cuanto oigo hablar de perfiles no puedo evitar pensar en una empresa emblemática de mi localidad, “Perfil en frío”, que se dedica, como ya se habrá adivinado, a fabricar perfiles de acero para la industria. Cierto es que perfiles son eso y más cosas, por ejemplo una foto de alguien tomada de lado, la postura que deja ver una mitad de un cuerpo. También es el conjunto de rasgos peculiares que caracterizan a un individuo. Hace tiempo que los perfiles se refieren casi en exclusiva a esta última acepción: a una información amplia sobre cómo es una persona o el modelo que queremos parecer.

El perfil es un breve resumen de información relevante: cómo eres, tus capacidades, cualificaciones, habilidades, competencias, experiencia, gustos, aficiones, fortalezas y demás méritos que te avalan y justifican la idoneidad para un determinado puesto. En la práctica, se tiende a corregir lo malo y aumentar lo positivo. Adornar, si no directamente inventar y mentir. De esto tengo experiencia, no por haberlo practicado sino por haberlo constatado. Pero, por si acaso, siempre quedará la carga de la prueba.

Los perfiles —me refiero ahora a los de foto— engañan igualmente porque se adivina que hay algo que no se muestra. Como la cara oculta de la Luna. Insinúan otra forma de ser distinta a la mostrada, como el yin y el yang que nos refiere la dualidad de todo cuanto existe en el universo. Lo opuesto y lo complementario.

El otro día contactó conmigo un conocido circunstancial y en su WhatsApp enviaba foto. Era una instantánea muy estudiada y cuidada. Tan estudiada que parecía falsa o, al menos, nada natural. Para empezar la foto estaba de perfil. Literal. Tal vez lo del perfil se lo tomó al pie de la letra y lo petó. En este sentido no hay nada que reprocharle aunque, ya puestos a desvelar el careto propio, me gustan más las fotos de frente donde dices «así soy, dando la cara». Otros mandan la foto de su mascota, lo cual considero un agravio. Lo tomo como «habla con mi perro». Algo mejor es la foto de cualquier objeto inanimado, como es mi caso, que da más pistas sobre la personalidad y los gustos del poseedor. Incluso pueden ser más divertidas.

Habría que admitir que cuando se dice «perfil» nos referimos a todo eso que menciono: currículo, aficiones, conocimientos, entre otros aspectos y que la foto forma una parte más de ese conjunto de información. Si se quiere tener una foto de perfil como elemento aislado, deberíamos presentar nuestro lado bueno o malo, pero solo uno y siempre el careto. Creo que estamos ante una confusión de conceptos. Cuando en nuestro teléfono o Email añadimos una foto se debería decir «la foto del perfil» y no la «foto de perfil». Así que el conocido del WhatsApp lo ha clavado.