2020-12-05

PUBLICIDAD, PROPAGANDA Y NOTICIAS FALSAS

La frase «que la verdad no te estropee un buen titular», tiene unos cuantos años, pero cada vez cobra más actualidad, de hecho, a lo único a lo que se le presta atención es, no al reportaje, a la noticia o al mensaje, sino directamente al titular. Lo que vende es el espectáculo.

A nivel coloquial se suelen confundir con frecuencia los términos de publicidad y propaganda. La publicidad está encaminada a influir en la opinión pública para que consuma un producto. Y qué mejor manera de hacerlo que agrandando sus cualidades y ocultando sus defectos. La propaganda trata de influir en ideas, pensamientos o actitudes de aspectos sociales, políticos o religiosos de tal manera que no parece que su esencia sea la objetividad sino la manipulación. Por lo general la publicidad y la propaganda poco o nada tienen que ver con la información escueta y veraz.

Ambos términos participan de la misma premisa: influir con un objetivo y tiene su lógica si vemos cómo intencionadamente retuercen sus significados, de todo se hace publicidad, propaganda o directamente noticias falsas. No es lo mismo libertad de expresión que libertad de información. La primera son apreciaciones subjetivas de ideas, opiniones y juicios de valor, mientras que la segunda se refiere a la comunicación y difusión de noticias. La libertad de información no significa que ampare la emisión de noticias falsas, pero lo hacen ya que están convencidos de que no hay nada más eficaz que la mentira.

Cualquier actividad humana está impregnada de estos conceptos. El arte transmite ideas, sentimientos, mensajes. Las relaciones personales, sociales y laborales tienden a magnificar nuestro comportamiento. Las noticias hacen subir o hundir los mercados financieros. Baste como ejemplo cómo las expectativas de una vacuna inminente contra la Covid hacen que se dispare el IBEX35 en la mayor subida mensual de la bolsa de la historia y que las farmacéuticas se forren, claro. Si esta publicidad mercantil es engañosa, la de la política merece capítulo aparte. La política es el paradigma de la farsa, de intereses que se venden como abnegación hacia la sociedad. Los encargos que los gobiernos mandan a los medios de información como soporte publicitario necesitados de financiación,  son un arma poderosa para los propósitos de aquellos. ¿Cómo es posible que un tipo como Trump, con la chulería del peor matón de barrio, alcance la presidencia del primer país del mundo? Parece un producto televisivo fabricado para unos espectadores para quienes su única realidad es la que ven en la pantalla. De tanta simplicidad Internet y los medios de comunicación no tienen la culpa, pero son colaboradores necesarios. 

El engaño de la letra pequeña, las sutilezas del lenguaje, la distorsión de las imágenes o directamente de la realidad, es publicidad engañosa que crea falsas expectativas en el consumidor. Recuerdo un anuncio donde se leía desde lejos con grandes letras: SEXO GRATIS. Mirando la letra pequeña, el anuncio decía algo así: para personas de cualquier SEXO, si cambias una rueda, la segunda te sale GRATIS. La imaginación de los creativos publicitarios y propagandistas, que aquí sí forman un todo unitario, es inagotable. Es un terreno donde la honestidad y la realidad de lo que publicitan están tan camufladas, que el resultado es una caricatura grotesca de la verdad donde frecuentemente se pasa al engaño y al timo.

La publicidad subliminal es otro mundo en sí mismo. Esta publicidad está diseñada para generar un impacto a nivel subconsciente. Está llena de sutileza y de inteligencia. La encontramos en el cine, la televisión y en la literatura y donde quiera que mires aunque no lo percibas a primera vista. Nunca como ahora habíamos sido objeto de tan grande y sofisticado bombardeo mediático.

Cuando la información la convertimos en publicidad y propaganda, todo resulta una farsa como las fake news.

6 comentarios:

  1. Hola Isan!
    Pues sí, se dice que vivimos en la era de la información, pero en realidad es la de la propaganda, y cualquier mensaje que esté sujeto a ese cualidad es poco fiable. Es muy significativo que el discurso político vaya por esos cauces; los debates se han convertido en rituales esperpénticos para fomentar el odio sobre los ideales supuestamente contrarios. Para los de un lado los del otro son como adoradores de satán y viceversa, y eso conlleva una de las peores consecuencias de este momento: no existe la verdad.
    Para engancharnos todo vale. Las feak news son un claro ejemplo. Da igual lo que te digan, lo importante es que estés enganchado.

    Muy curioso lo del IBEX y la vacuna. A mí, personalmente, me sorprendió que cuando los telediarios empezaron a hablar de que ya había salido la vacuna salvadora relacionaran la noticia con su valorización en bolsa. Me pregunté "¿Y qué importa lo que valgan las acciones de esa cosa?". Parecía como si me estuvieran vendiendo algo, de hecho, si yo fuera una de tantas personas que juega con las nuevas plataformas Broker que hay ahora por la red, hubiera comprado acciones de esa vacuna al acto. Porque en definitiva, sí estaban vendiéndome algo. Como casi todo hoy en día.

    Bueno me he extendido más de lo que quería. Es que me enerva que pasen estas cosas, aunque me tranquiliza ver que no soy el único.

    Un abrazo, Isan!

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    1. Hola, Pepe. Me alegro de que te hayas extendido más de lo que querías. Encantado con que hayas compartido lo que piensas y en lo que coincidimos.
      Un abrazo.

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  2. En realidad estamos en la era de la desinformación,... queremos bebernos las noticias de un solo trago,... el titular y ya está,... nada de letra pequeña,... si en la red colgamos algo más largo que un twit de 140 caracteres al 90% de la gente no le interesa,... a veces pienso si la gente es capaz de comprender un texto que vaya más allá de un párrafo corto.
    Un saludo!

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    1. Pues, sí. Desinformación que también es saturación de información porque crea el mismo efecto. Incluso 140 caracteres para muchos es un mundo. Habrá que resistir.
      Un abrazo.

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  3. Una reflexión de lo más acertada Isan. Yo soy de los que utiliza sus herramientas personales para dirimir sobre las noticias y más sobre la publicidad. El criterio el discernimiento y la incredulidad. Son estos filtros los que utilizo para mi provecho separando polvo y paja de grano. También he de decirte que me impermeabilizo totalmente cuando empiezan los anuncios en la tele. eso es saludable e higiénico.
    Por otro lado vemos y analizamos a esa especie política convertida en showman y clown y seguimos votando a los nuestros con los mismos criterios e ineptitud.
    ¡En fin! nuestros valores y cultivada personalidad serán los que marquen la diferencia. La publicidad y las noticias siempre y por siempre nos dirán la verdad a medias para manipularnos en la medida de lo posible. Si se lo ponemos fácil será peor para nosotros y mejor para ellos.
    Saludos.

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    1. Hola, Paco. Totalmente de acuerdo con lo que dices. Eso es, incredulidad y criterio. Es triste tener que andar siempre en guardia porque, a nada que te descuidas te la cuelan.
      Gracias por pasar y comentar.
      Un abrazo.

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