Me
comentaba el otro día un amigo que para solucionar las injusticias sociales del
mundo mundial, sería preciso establecer un salario mínimo para todos los
habitantes del planeta. El mismo para todos. Si esto pudiera implantarse a
través de algún organismo internacional tipo ONU, qué duda cabe que arreglaría la
miseria que asuela a la humanidad. Pero tal formulación teórica resulta
inviable materializarla.
Existen
diferencias de nivel económico tan
abismales entre países, que lo que para muchos sería inasumible, para
otros supondría menos de lo que ya destinan a ayuda social. Esto sin contar con
la nula voluntad de quien debiera decidirlo y que no estarían los unos
dispuestos a rascarse el bolsillo por los otros y en qué proporción.
Tal
vez se debería exigir realmente a los estados que garanticen a sus ciudadanos
condiciones de vida dignas de acuerdo con el nivel de vida de cada país.
Vivienda, alimentación, estudios, atención sanitaria. Nada retórico pues ya se
proclama solemnemente en la mayoría de constituciones.
Nacer
en uno u otro lugar es como participar en una carrera donde unos corren en
pista cubierta y otros lo hacen en un campo lleno de obstáculos. Dependiendo
del lugar donde tu madre te ha parido, debes asumir cargas u obligaciones
diferentes, muchas impuestas graciosamente o sin ninguna gracia y todas sin
posibilidad de rechazarlas. No te preguntan si te interesa o te gusta y no
tienes otra alternativa. El país de nacimiento es la marca indeleble que a modo
de pasaporte figura en tu currículo. Las oportunidades que te da la vida no
dependen de tus capacidades sino del lugar de nacimiento y de las barreras
legales y/o materiales que te impiden migrar.
Las
fronteras, los estados, se han establecido para defender intereses particulares.
Se han invadido, colonizado y esquilmado territorios con el mismo fin, imponiendo
una carga de obligaciones en contra de su voluntad y condenando a sus gentes a
la miseria permanente.
Quizás
deberíamos empezar a plantearnos reivindicar el derecho a no tener patria, a
suprimir fronteras y a poder elegir libremente el lugar donde queremos
vivir.
Esto
sería democracia real y sería libertad. Única manera efectiva de prosperar
individual y colectivamente sin hacerlo a costa de otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No te cortes, este es el sitio para expresar tu opinión