2010-12-27

ID DE PUERTA EN PUERTA

Suena el timbre de la puerta. Abres distraidamente y te encuentras plantadas a dos personas sonrientes. Enseguida sabes de qué van. Uno mayor bajo lleva la voz cantante. El otro alto, joven, es el discípulo.

En un principio iba a largarlos amablemente, pero como no tenía mejor cosa que hacer, opté por entrar al trapo. Escuché los tópicos de siempre basados en esa gran obra que es la Biblia, libro magistral donde los haya, que contiene las esencias mismas de la verdad revelada. Palabrita de Dios, oiga. De todo lo que se dijo, lo que más me llamó la atención fue su alegato sobre la existencia de Jesús de Nazaret. "¿Usted sabe si existió Napoleón?, pues Jesús igual". ¡Que gran argumento! Casi me caigo "pa trás". Como San Pablo pero al revés. Y de ahi iba fluyendo todo lo demás en una alocada concatenación de causa-efecto que no voy a reproducir porque me da la risa.

Dejé que expusiera e insté al joven a lo mismo, ya que el maestro no le daba ocasión de intervenir y se tiene que ir curtiendo.

Me extrañó lo respetuoso que fui. Primero escuchando y luego contraargumentando. Sobre todo incidí en el joven para que reflexionara con espíritu drítico, pues aun está a tiempo de ´salvarse´.

De lo que no me di cuenta es que, durante el tiempo de charleta, estaba con la puerta abierta de par en par.
Se enfrió la casa y me enfrié yo

Tal vez la conclusión sea que hablar de religión es perjudicial para la salud. Salud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No te cortes, este es el sitio para expresar tu opinión