Cuando era pequeño aparecían cíclicamente por nuestro entorno unas huchas con asa, una con cabeza de niño chino y otra de negro. Tenían una ranura en la parte superior para que fuéramos depositando lo poco que podíamos a base de estirar nuestra exigua paga. Para ayudar a los chinitos, decían.
Parece ser que, monedita a monedita, aquella ayuda ha cundido, los chinitos han crecido y ahora su viceprimer ministro, Li Keqiang, viene a rescatar la maltrecha economía europea comprando deuda española, como lo ha hecho con Grecia y Portugal, firmando contratos por varios miles de millones de euros en sectores tan estratégicos como la banca, la energía, las telecomunicaciones, el turismo o el transporte.
La diferencia es que nosotros dábamos nuestra ayuda desinteresadamente. Ellos compran y prestan con intereses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No te cortes, este es el sitio para expresar tu opinión