Malos
tiempos para la lírica, dijo Bertolt
Brecht en otro contexto, pero me temo que llevamos mucho tiempo que no escampa
ni para la lírica, ni para el Arte en general, ni para cualquier otro aspecto
de la vida.
Nuestro modo de vivir
ha prescindido del Arte y ahora todo es consumo rápido de productos que igual se
ofrecen en Teruel que en Singapur o Toronto. Los artistas tienen que compaginar
la creación artística con un trabajo que les dé de comer, lo que provoca
desidia y abandono o retroalimentarse en pequeños círculos endógenos sin
trascender al exterior o, como diría Kant, “sin traspasar los límites de la
experiencia”. Las instituciones relegan el Arte a una mera obligación
secundaria y la juventud, se muestra cada vez menos interesada. Ya se sabe, es
la «generación ya» que yo la completo con «generación yo, ya» por considerarse
el centro del universo. Cuando voy a una charla donde el pensamiento, el Arte,
la geopolítica o la cultura en general esté presente, la asistencia de
veinteañeros y más se da con cuentagotas. Tal vez habrá que cambiar el
paradigma porque lo que hay no sirve o porque están “a otro rollo”.
Parece que este desfallecimiento se debe en gran parte a que
los programas del sistema de enseñanza han prescindido de él al igual que se
relega la filosofía a un mero acompañamiento, algo que adorne el programa, lo que
resultan ser asignaturas maría. La carga lectiva se prioriza con materias
enfocadas al mundo del trabajo y no para la vida, por lo que desaparece el
pensamiento crítico, la creatividad, la apertura de horizontes e, incluso,
hacernos más humanos y solidarios. Ni siquiera con el resultado de quien sale
de los institutos o facultades está, nunca mejor dicho, facultado para la vida
laboral siendo como es una constante transformación, pero ni siguiera para la
vida misma. Eso sí, tendremos gente dócil con buenos currículos que, como no
tengan otra fuente para espabilar, serán
los perfectos inútiles. Ese afán por primar la eficiencia, la eficacia, el utilitarismo
y la exaltación de la tecnología como sustitutiva de la creatividad, no como
medio de creación, nos apaga como sociedad.
También Internet, cómo
no, juega su papel. Potencia dar a conocer la obra, aunque cada vez menos por
la saturación de información que se maneja en ese océano digital. Esta
saturación quita todo su valor artístico y crematístico porque el producto se
puede conseguir sin tener en cuenta el trabajo de investigación, de preparación
y desarrollo de lo adquirido, con lo que tampoco no ayuda nada al creador. En
lo digital manda lo efímero, todo es líquido y volátil cuando el arte requiere
contemplación y sosiego, admirar el lenguaje, las formas, los colores, los
sabores y los sonidos para que te cause emoción.
Sin embargo, pese a que
casi no se vende, sigue habiendo muchos artistas, más que nunca, lo que resulta
paradójico. Ahora se dice que el Arte, “por fin”, ya no existe, que el Arte ha
llegado a su fin, no tanto porque cualquier cosa pudiera ser Arte, que también, sino porque
sus productos ahora se han diluido en lo cotidiano, están al alcance de
cualquiera y pierden el valor de lo sagrado, de objeto de culto, de admiración.
Hace ya muchos años se anunció que todo ser humano es un artista y cada acción
una obra de Arte por lo que todos nos podemos considerar artistas. El Arte se ha democratizado, o se ha hecho inabarcable.
Buenos días, Isan.
ResponderEliminarCuánta razón llevas en tus palabras.
Yo, que me muevo entre los adolescentes como profesor de apoyo, puede comprobar todo lo que dices. La prontitud e inmediatez para devorar la información y el desánimo y las poquísimas ganas de esforzarse por conseguirla son desgraciadas características de estas nuevas generaciones.
Además, engullen de forma discriminada y sin contraste lo que se les ponga por delante, y necesitan que sea muy sencillo de digerir. Sin complicaciones.
El problema está principalmente en las escuelas, también en las familias, pero, sobre todo, en los medios y el entorno, el ritmo que se le quiere imponer a la vida. Hasta la comida tiene que ser rápida y sin demasiada devoción.
Además, ¿Si las pantallas absorben la atención como van a poder admirar el arte?
Y eso de que todo el mundo es capaz de crear arte... Dejémoslo en la capacidad de crear. El resultado ya es otra cosa.
Muy buena entrada y llamada de atención.
Un abrazo.
Hola, José Antonio. Me alegra que coincidamos en el análisis, pero me apena el resultado porque nos aboca a un futuro poco halagüeño. Confiemos en que se cumpla aquello de que la adolescencia es una enfermedad que se cura con el tiempo, pero me temo que es más grave y que toto tiene un propósito bien medido. Gracias por el comentario. Un abrazo.
EliminarLo que nada cuesta , nada vale.
ResponderEliminarestoy en un grupo de escritura en que cada año autopublicamos un libro para sant jordi; solia regalar ejemlares a amigos, hasta que dije "no regalo mas", vale tanto; alguno se molestó .
Discrepo contigo en lo de que a los jovenes no les interesa el arte; he visto en la tele que ultimamente estan muy unidos a él; incluso quimicamente, ayudados por el loctite.
Cuando se empezó a elegir entre ciencias y letras, ya se empezo a crear esto de ahora. la escuela deberia servir para enseñar a pensar y solo para eso , no para orientar profesionalmente, que deberia hacerse en otro lugar. Quiero pensar que cuando me enseñaron qué eran las combinacioes de 6 elementos tomados de 2 en 2, me estaban ayudando a crear unas pocas mas conexiones neuronales de las que tenia.
Y lo bonito que es saber cosas que no sirven para nada. sber por saber, no porque sirve.
abrazo
y el micro, pa cuando?
Hola, Gabiliante. Me encanta tu ironía de la que siempre haces gala. Cuando estaba preparando esta entrada, se empezaron a dar estos incidentes de protesta y estuve dudando de hacer referencia, pero me salía del objetivo. Para mí la cosa tiene más miga de lo que parece. Se ha hecho hincapié en el vandalismo, pero todo tiene una causa y una consecuencia. La protesta por el cambio climático es una buena causa, el método es ciertamente llamativo, pero el resultado no es acertado. Yo por lo menos me alegro de que haya juventud con inquietudes (y aquí es a donde iba) que se salen del rebaño. Al menos han tenido el cuidado de hacer algo que no ha deteriorado la obra, pero sí sus manos que me preocupa más cómo las han despegado. Insisto en la habilidad que tienen unos en borrar la protesta y demonizar a los autores. Creo que el Arte en generala suele ser frecuentemente quien sufre las consecuencias y es una pena. Respecto al saber por saber que mencionas, estoy de acuerdo, es fabuloso en conocimiento en sí aún sin utilidad. Un abrazo
EliminarSe me olvidó responder a tu pregunta sobre mi relato del mes. Lo tengo más o menos terminado. Espero publicarlo la semana próxima.
EliminarHola, Isan. Fantástica reflexión, aunque tenga un mensaje crudo. Yo creo que ese problema de la inmediatez se nos está yendo de las manos. La inmediatez y lo de tener todo lo que queramos, incluso cosas que no tienen vuelta atrás y que se deberían de encarar con otras formas, y da igual que los votantes se te echen encima. Porque, a parte de la inmediatez, estamos internándonos de lleno en el mundo de las creencias más fanáticas: o estás conmigo o contra mí, y no hay escala de grises... ¡Ay! ¡Si todos fuéramos artistas de verdad! Porque hoy en día a cualquier cosa se le llama arte, o contenido o lo que sea con tal de metérnoslo entre ceja y bolsillo... ¡Jo! Que no me gusta ser tan fatalista, en el fondo, aún hay grandes personas con mucho que dar a la sociedad, sea con una gran obra a sus espaldas o tremendas reflexiones como esta, Isan.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Hola, Pepe. Esto es el mercado de consumo, una carrera alocada en producir más y vender y cuanto más rápido más negocio independientemente de otros factores. La cultura tiene otro ritmo y no interesa. Incluso al arte se mide por el valor de mercado. Con respecto al arte actual tengo mis dudas de si el autor lo tiene que explicar o simplemente tiene que emocionar y que cada cual lo interprete como guste. He visto (por ejemplo instalaciones que ahora se hacen mucho) que después de una explicación las he entendido y no antes ya que la explicación es la que le da sentido, algo que es imposible adivinar.
ResponderEliminarComo dices, la escala de grises y el mundo es en colores, pero no sé... Un abrazo.