2016-08-20

RUSIA, MODERNIDAD Y TRADICIÓN

Los estereotipos son las percepciones que se suelen tener de personas o colectivos, casi siempre simplistas y exagerados que, en la mayoría de ocasiones, falsean la realidad o, al menos, la simplifican. Son pequeños retazos que se toman aisladamente para aplicarlos a la generalidad hasta hacerla poco fiable. Pasa con la mayoría de países que apenas conocemos y pasa, como no, con Rusia, país que tradicionalmente ha recibido una propaganda poco amable y que he tenido ocasión de visitar recientemente.

De los rusos sabemos muchas cosas: Primero fueron los Zares, la dinastía Romanov, Rasputín, Dostoyevski, Tolstói, Tchaikovsky, Stravinsky, Kandinsky, Bakunin, Trotski, Lenin, Stalin, Gorbachov, Kasparov, María Sarapova y tantos que la lista sería interminable. Vencieron a Napoleón y a Hitler y fueron los primeros en poner un hombre en el espacio. Han sido  y son pioneros en temas científicos, políticos y culturales. Fueron un poderoso imperio y siguen siendo potencia mundial. Sobreviviendo a todo, cuatro estereotipos que no pueden faltar: Siberia, la Montaña Rusa, La Ensaladilla Rusa  y la Ruleta Rusa.

Todo esto es lo que mayoritariamente se conoce, pero hay más. También aspectos negativos que mucho tiene que ver con el escaso poder adquisitivo del ciudadano de a pie. He visitado únicamente San Petersburgo -antigua Leningrado- y Moscú y he percibido lo suficiente como para complementar estos clichés.

San Petersburgo es el fruto del sueño de Pedro el Grande, Zar más destacado de la dinastía de los Romanov, quien la convirtió durante siglos en la capital del imperio y centro cultural del país. Representa el lujo exagerado. Mansiones decimonónicas de estilo europeo se reflejan en las aguas de los canales que atraviesan la ciudad.

A Moscú llegamos de noche, pero aun quedaba suficiente luz para apreciar el contorno amurallado del Kremlin, sus amplísimas avenidas, su renovado parque automovilístico y su temperatura veraniega. Moscú ya no es la capital del comunismo que todos imaginábamos de gris plomizo y soldados enfundados en sus casacas. Hay edificios grises estilo Stalin, pero son magníficas construcciones muy apreciadas y demandadas. No en vano quien las hacía mal podía terminar en Siberia. La gente es amabilísima, viste elegante, se puede pasear por sus calles con confianza y las mujeres son hermosas. Es una ciudad próspera, avanzada, abierta, colorida, con inmensos parques bien cuidados, llena de vida, de actividad, de turistas y de más de doce millones de habitantes que hacen de ella la capital más grande de Europa. Con el acierto de conservar lo antiguo que es mucho y bueno y de renovar lo viejo, lo cual se nota en las innumerables obras que abundan por doquier, seguramente acicalando la ciudad de cara al mundial de futbol que se celebrará en 2018, pero que permanecerán para la posteridad. 

Supongo que sería conveniente arañar un poco más la epidermis para conocer sus intereses e ilusiones, las miserias y carencias de este pueblo, pero eso no está al alcance de un individuo como yo que llega con un pack de turista.

Destacar algunas cosas entre las muchas que me han llamado la atención. La decoración en distintos estilos de cada estación del Metro de Moscú que constata que lo práctico y lo bello son compatibles. La escasez de motos y bicicletas. Seguro que el clima es factor determinante para que no se usen. La abundancia de Iglesias, todas bellísimas, su estilo, fachadas, iconostasios, mosaicos, frescos, decoración. Todas de religión ortodoxa. No sé si esta abundancia va unida a la práctica masiva de la oración. Se veía gente devota pero no tanta como cabría suponer en una población numerosa, añadido que la mayoría de visitas eran de turistas. Daba la impresión de que la religión está bastante arraigada en su historia y que la devoción que sus practicantes ponen es intensa. Por último me impresionó la sonrisa de un ruso con una dentadura perfecta toda de oro. Me temo que no los llevaba así porque ahora lo estén poniendo de moda los famosos, sino porque viene de una cultura que, por lo visto, aún subsiste en esas latitudes para aparentar un estatus social elevado. Rusia modernidad y tradición juntas.   

Como siempre suelo hacer, cuelgo una composición de fotos de arquitectura representativa. Se puede ver pinchando en la pestaña superior IMÁGENES.