2021-03-03

LA LÍNEA P

 

Hay hechos poco divulgados y por ello poco conocidos, no sé si por desidia, por vergüenza o por falta de interés, pero que dejan rastro y, en este caso, se pueden ver y tocar y si uno se detiene un rato, también cuentan un relato, trasmiten una historia y solo por eso tienen un valor y merecen ser comentados. Me refiero a la organización defensiva denominada Línea P (de Pirineo).

Consistía esta línea en construcciones de hormigón armado, también llamados búnkeres o nido de ametralladora (me parece un sarcasmo llamar nido a algo pensado para la muerte), que en número superior a 10 000 se pretendían diseminar en sitios estratégicos a lo largo de la frontera con Francia para impermeabilizarla o incluso en el Cantábrico oriental.

El delirio del dictador Franco hizo que se derrocharan entre 1944 y 1957 ingentes recursos económicos en un país devastado por la guerra, empleando en su construcción a miles de trabajadores, muchos soldados de reemplazo o prisioneros, para proteger al Estado de una supuesta invasión de los maquis o del ejército de aliados de la II GM que estaba dando finiquito a los nazis. Se hicieron más de 6 000 y ahí están de testigos mudos. Ninguno entró en funcionamiento y ahora son lugar de visita curiosa o refugio de fauna.

El otro día, en un paseo por un collado, paso natural de montañas cercano a la frontera con Francia —que dicho sea de paso para los vascos no existe tal frontera, porque lo que hay al otro lado es, simplemente, el otro lado como así se le denomina sin nombrarlo y con quien siempre se han mantenido relaciones hermanas—, me topé con tres nidos de estos de los más sencillos. Una diminuta puerta y tres aberturas a norte, este y oeste para la vigilancia. Su interior de cemento puro y duro, encima tierra para el camuflaje, una sensación de claustrofobia y de que, en una situación real, terminarías frito si te pillaban dentro. También había unas palomeras, estas sí en pleno funcionamiento en temporada de pasa y con unas casetas anexas con cocina, taza de baño y supongo que cama, que para sí hubieran querido los primeros. Pero al fin de cuentas ambos con similares OBJETIVOS destructivos e iguales métodos. Apuntar y disparar. Yo también apunté mi objetivo y disparé, en este caso la foto, de poca calidad hay que decirlo, porque el móvil no da para más.

Se puede ver pinchando AQUÍ  o en la pestaña superior IMÁGENES.

 

 

 

4 comentarios:

  1. Hola, Isan. Vaya que foto más impactante. Es increible, pero las heridas dejan cicatrices, algunas casi imperecederas. Lo malo de la historia es que olvidarla nos condena a repetirla, como se suele decir, y ni esas cicatrices parecen servirnos de guía. Por mi pueblo aún hay cuevas ocultas donde la gente se escondía en aquellos años de guerra, algo que por más que lo piense me parece impensable.
    Muy buen aporte, me gustan estos incisos que haces entre relato y relato.
    Un abrazo!


    Por cierto, hay algo de tu blog que me llama la atención. Es esa bola del mundo que hay en la derecha, siempre que entro está marcando un pueblo de aquí de Alicante, al principio pensé que sería algún marcador de servidores de internet (aunque puede que diga una burrada, pues soy un poco inútil en el tema), pero no sé, parece otra cosa. Nada más, solo que me llama la atención.
    Ahora sí, nos leemos!

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    1. Hola, Pepe. Efectivamente, no hay que olvidar para no repetir. Ese periodo fue terrible según cuentan las crónicas y por aquí y por allí se vez las cicatrices.
      Ahora publico relatos pero la idea principal e inicial eran los comentarios sociales o de cualquier tipo.
      El mundo ese que ves girando indica los lugares desde donde se han conectado a este blog, no todos porque tengo más referencias. Cuando alguien está conectado sale la banderita del lugar. Tal vez sea todo algo indiscreto.
      Un abrazo.

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  2. De esos "nidos" bunkers y fortines tenemos unos cuantos en la comunidad de Madrid Valdemorillo, Brunete, Casa de Campo, parque del Oeste. También en la ciudad universitaria quedan señales obvias de donde estuvo una vez el frente de la batalla de Madrid. Por no perder la memoria de lo ocurrido y no volver a repetir semejante barbaridad hay que interesarse por la historia y en este país faltan más lectores y sobran muchos perros flautas de esos, que ladran a la luna y no comen berzas ni las dejan comer en paz. Las tribunas son para ellos eficientes burladeros donde evitar salpicaduras de la realidad; mientras sueltan barbaridades a diestro y siniestro con ánimo de enfrentar a unos y otros.
    La historia de siempre Isan. Los que van al matadero siempre son los que no empiezan las guerras.
    Un abrazo.

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  3. me agrada el haberte leido un abrazo

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