2018-05-02

TROGLODITAS

Los albores de la humanidad comenzaron en las cavernas al abrigo que proporciona la Madre Tierra. Todavía continúa la tendencia a la vista de cómo se sigue horadando la tierra para buscar refugio o descongestionar la superficie. El otro día leía la noticia de que un individuo brasileño se había construido en la playa una casa de arena de veinte metros. Pensaba vivir con lo que le dieran los visitantes.

Parece que los primeros trogloditas eran seres de inteligencia escasa, bastante oscos en el trato y violentos con su entorno. Luego empezaron a pintar las paredes de las cuevas, por cierto con un gusto exquisito, lo que les humanizó de alguna manera. Pero el ardor guerrero persiste, lo cual demuestra que hemos avanzado mucho en algunas cosas y poco en otras.
En la actualidad sigue existiendo gente habitando las cuevas. Como en Guadix, localidad de Sierra Nevada en Granada, donde se vive desde hace miles de años. En el presente hay unos 10 000 trogloditas con una calidad de vida bastante apetecible. La Capadocia en Turquía es otro ejemplo. Hay casi cuarenta ciudades subterráneas también con miles de años de existencia. Existen otros lugares diseminados por el mundo con más o menos antigüedad, pero con el mismo resultado. Por ejemplo la ciudad de Beijing en China, construida en plena Guerra Fría, con una superficie subterránea de más de 85 kilómetros preparada para albergar seis millones de habitantes.

En Vietnam, cerca de la ciudad Ho Chi Minh, se construyeron más de trescientos kilómetros de galerías utilizadas por la guerrilla del Viet Cong (a quienes los soldados americanos llamaban Charlie), donde se protegían de los bombardeos con Napalm del ejército invasor. Ahora, en las visitas guiadas los Vietnamitas llaman a los otros «el fantoche americano» lo cual, además de ser verdad, hace mucha gracia. Estas excavaciones servían para desplazarse y preparar emboscadas; había hospitales, escuelas, dormitorios y cocinas con un ingenioso y eficaz sistema natural de ventilación para que el humo no delatara su presencia. Doy fe de que todo resultaba muy agobiante pero eficaz. En el subsuelo de todo el planeta hay miles de kilómetros de estaciones y túneles para trenes subterráneos, donde permanentemente se encuentran millones de personas, unos de paso, otros han hecho de ese lugar su hábitat. Se construyen aparcamientos, comercios, bodegas y, supongo, escondites de tesoros.

Cerca de donde vivo, existen cuevas excavadas por quienes no se podían permitir pagar un arrendamiento. Ahora están algunas acondicionadas para el turismo, otras abandonadas. El otro día transitaba por una carretera y este conjunto, que no conocía, me llamó la atención. Saqué mi Smartphone y tiré la foto que se puede ver pinchando aquí o en la pestaña superior imágenes.   

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