2018-03-06

LA NIEVE

La nieve transforma el paisaje, altera nuestro ritmo de vida y nuestro ánimo. Puede causar alguna molestia rompiendo el ritmo frenético del ir y venir con las prisas de quien lo quiere todo para ayer, pero nuestro fondo más infantil, que permanece aletargado, se regocija.

La nieve da luz y alegría a unos días grises. Es un paréntesis cuando estamos instalados al abrigo del hogar. Mirando más al interior, físico y espiritual. La nieve es una invitación a salir a la calle o de nosotros mismos y contemplarla en todo su esplendor.

Al pasear temprano por un parque se oye el silencio solo interrumpido por el ruido de mis pisadas en la nieve virgen. Silencio que ni coches ni pájaros osan perturbar. Es el ambiente especial de la ciudad nevada. Solo algún chiquillo ríe o grita jugando con el blanco manto. Otros comienzan con una bola que se transformará en muñeco. Coger un puñado de nieve depositada en un banco, esponjosa, crujiente,  que parece seca, formar una bola y lanzarla para hacer diana a cualquier objeto, es un ritual que, nevada tras nevada, no me lo pierdo. 

Efímero, pues durará el tiempo que el dios sol nos lo permita. Después no quedará nada. Solo el recuerdo y la foto. Como la que se puede ver pinchando aquí o pulsando en la pestaña superior IMÁGENES.

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