En
la Declaración Universal
de Derechos Humanos falta el derecho a la eutanasia. Son palabras de Fernando
Chivite, escritor, columnista de prensa y logopeda.
No
puedo estar más de acuerdo tanto con su reclamación como con su preocupación
por el final de la vida. Aunque, tal vez, este derecho ya este contemplado en
el artículo 3 de la propia Declaración que proclama el derecho de todo
individuo a la vida y a la libertad. Cuestión interpretativa.
Si
es un derecho a tu vida, debe suponer que nadie te la quite y debería ser también
que tú decidas sobre ella. Derecho individual y libre si deseas o no continuarla. Decisión
íntima y personal tomada desde tu propia libertad.
No
se trata de regular lo que se denominan voluntades
anticipadas que disponen los últimos momentos de tu vida, sino de decidir
el momento independientemente de tu estado físico o mental y sin presiones
provenientes principalmente del pensamiento religioso. En algunos países está
parcialmente legislado y lo previsible es que paulatinamente se vaya
implantando en otros a medida que los ciudadanos lo demanden y se debata con
normalidad quitando la carga de tabú que arrastra.
La
muerte es la mayor faena que te hace la vida. El mayor ejercicio de libertad personal
al que nadie debería poner pegas es que debería depender de nuestra voluntad y
que no sea cuando ella u otros quieran. Cada uno debería establecer cuándo su
vida no tiene calidad y hasta dónde quiere llegar.
La
calidad de vida supone tener un nivel de bienestar suficiente para que sea satisfactoria.
Todo muy subjetivo. Nuestro instinto de supervivencia hará que nos vayamos
adaptando a los cambios, que indefectiblemente suponen una merma de nuestras
facultades.Supongo que el listón de exigencia lo iremos bajando a medida que
nuestras dependencias vayan subiendo y, lo que hoy nos parece inaceptable, a
medida en que vayamos asumiendo nuestras limitaciones y dependencias, le iremos
encontrando acomodo.
Cuando
tu vida no te interesa nada, cuando no tienes objetivos ni alicientes, cuando
no estás supeditado por condicionantes familiares o sociales, cuando tienes
poco que aportar, cuando pierdes el control de tu vida, es entonces cuando ya
no te queda nada que justifique tu continuidad.
El
control de tu vida se pierde cuando no controlas qué comes, cómo te vistes, a
qué hora te acuestas, en qué te distraes, con quién sales, dónde vives. Cuando todo esto ocurre, de ti no queda nada,
solo el recuerdo de lo que fuiste.
Resulta
penoso arrastrarse por la vida con la certeza de que no se va a producir una
mejora y molestando a otros -generalmente allegados- condicionando su vida. Es
muy triste que tomen decisiones por ti y más en contra de tu voluntad.
Lo
que de la muerte asusta no es ella en sí, sino el antes. Por eso me gustaría
pasar del in al out como quien aprieta el botón de apagado de su ordenador.
No se si has oido hablar del mandato "no matarás". Eso incluye todo.Da lo mismo que se lo hagas a otro o a ti mismo. Del mismo modo que no has elegido nacer, no puedes elegir morir. La vida es un regalo que has que saber aprovecharlo.
ResponderEliminarHe oido hablar de ese mandato cristiano. Con un padrenuestro se arregla. Me interesa más el Código Penal "El que causare la muerte a oro será castigado con pena de..." La vida no es un regalo, es una circunstancia y cada uno hace uso de ella de acuerdo con su voluntad, porque dicen que esa facultad es innata del hombre.
EliminarEutanasia significa muerte digna. .en muchos casos la prolongación de la vida aplicando tratamientos farmacológicos es un encarnizamiento.
ResponderEliminarDifícil situación. Estoy de acuerdo con la eutanasia.
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