2012-04-09

FLEXIONES Y REFLEXIONES

Se dice en física que un objeto tiene resiliencia cuando, sometido a fuerzas que lo perturban, es capaz de recuperar su estado original sin sufrir deterioro.

De igual modo se emplea el término en psicología para referirse a la capacidad de la persona para sobreponerse a las adversidades de la vida, salir indemne y adaptarse al entorno. También es usado en Derecho, Ingeniería, Ecología y otras materias con la misma idea.

Así que ante la crisis actual -que más es caos- podemos decir que un individuo es más o menos resiliente en función de su adaptabilidad al medio y su capacidad para salir adelante. En principio las personas mayores, como la naturaleza misma, toleran peor los cambios. Con el tiempo se pierde flexibilidad, pero, por el contrario, se gana en robustez.

Ambas situaciones son las dos caras de la misma moneda. Las personas mayores están por lo general bien asentadas y tienen recursos para aguantar la adversidad hasta un punto. Los jóvenes tienen más resiliencia para descubrir nuevas vías, pero son más vulnerables al fracaso. Decía Darwin que no era el más fuerte de la especie el que sobrevive, ni el más inteligente, sino los más flexibles y adaptables a los cambios. Pero a menudo ocurre que las situaciones sociales son más crueles que las que se dan en la naturaleza.

El estado de bienestar nos ha vuelto a todos muy vulnerables, nos deja indefensos ante la adversidad. Sin capacidad de reacción, acostumbrados como estamos a que papá estado nos lo solucione todo porque expresamente así lo ha urdido.

Las crisis empiezan cuando todo va bien y nos pilla a todos desprevenidos. Ese sobresalto repentino provoca un estrés que nos aterra y atenaza, dos ingredientes pésimos para plantarle cara. Si añadimos el temor a perder aquello que se posee, tenemos personas conformistas incapaces de le mínima protesta. Tal vez sea esta la razón de que esto no explota.

Yo no voy a decir esa chorrada tan de moda que se oye por ahí de que las crisis son oportunidades de cambio. Sabiendo de dónde viene hay que recelar de tal aseveración. Las crisis son momentos de incertidumbre ante las que reaccionamos de distintas maneras. Es una cuestión de actitud. Según cómo se gestionen pueden ser para mejor, para peor o simplemente para algo distinto. Decía el otro día en la prensa un joven emprendedor –parece que, además, con éxito- que no es cuestión de suerte sino de esfuerzo. Pero, añado yo, que no basta con eso. Hay que estar mejor colocado en la casilla de salida. Léase buenos contactos, posibilidades financieras, también preparación y muchas renuncias. Y otros se valen de los codos y zancadillas. Es seguro que algún emprendedor saldrá adelante, pero no hay sitio para todos. Son un señuelo. Aquello de querer es poder pasó a la historia.

Siento no transmitir en esta ocasión un mensaje positivo pero parece que las posibilidades son escasas, no existen oportunidades para todos y no queda otra que coger cualquier cosa a cualquier precio y dejar tu entorno y salir por ahí como se dice, a buscarte la vida. Esto puede ser enriquecedor, aunque menos si no es deseado y, en cualquier caso, crea desarraigo.

Tal vez los conflictos sean inevitables y debamos cambiar la forma de afrontarlos, de manera que esa resiliencia de la que hablaba al principio debería ir encaminada, más que en situarse en un mundo mercantilista, en encontrar las herramientas necesarias para ser felices.





3 comentarios:

  1. Me parece que esta crisis va a acabar con todas las personas, con las resilientes y con las robustas. Las que pensamos que con nosotras no va la cosa, al mes siguiente nos vemos con el agua al cuello. O vemos a nuestra amiga o nuestro vecino o nuestro pariente en situación difícil.

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  2. He encontrado este blog de casualidad y me parece interesante tanto por sus comentarios como por sus fotos. Espero pasarme de vez en cuando.

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  3. Las crisis no afectan a todos por igual, y el punto de partida para afrontarlas no es el mismo. Como dices, dependiendo del conformismo de cada uno en lo material y teniendo la suerte de poder cubrir necesidades, las oportunidades de mejora se pueden centrar en la calidad de vida.

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