Me levanto a las ocho treinta como tengo costumbre. No es que tenga predilección por esa hora, pero coincide que, cuando miro el reloj, es la que marca, así que me felicito por la precisión de mi despertador biológico. Lo primero es dar alivio a la vejiga, para ello me siento en la taza desde que mi compañera de piso —que ya lleva un rato fuera de casa— me puso de chupa de dómine por cómo dejaba el bordillo. Dejo correr el agua de la ducha porque siento un placer especial cuando corre por mi espalda. Disfruto de su abundancia. A veces pienso en quien no goza de este placer y cierro el grifo antes de lo que quisiera. Alicia, que tiene una habitación al lado de la mía, dice que vivo en un sedentarismo aniquilante, pero yo le contesto que es una laxitud activa que colma mi espíritu de gozo porque yo lo valgo.
Me gusta tomar un café en la cafetería de la esquina. Mientras leo la prensa, observo a mi alrededor. Es un mundo abigarrado. Gente variopinta. Un abuelo se sienta en la mesa de al lado sin perder de vista el periódico que estoy leyendo, esperando a que acabe para rellenar él el crucigrama y leer el horóscopo. Unas mujeres con sendos carros de la compra charlan en la puerta quejándose de lo caro que está todo. En la barra dos tipos de mediana edad con portafolios y corbatas igual de horribles que delatan su profesión, porfían en venderse el uno al otro opciones de futuro. A la salida me encuentro a dos menesterosos discutiendo sobre si la tercera ola de recesión económica que se avecina traerá como efectos colaterales un incremento de la tasa de paro. Más allá está la ferretería de toda la vida con un letrero: “Cerrado por traspaso”. Cuando leo el cartel, pasa un grupo de colegialas con las hormonas alteradas comentando que el examen de filosofía había sido un peñazo. El resto de la mañana deambulo ocioso y, a su vez, fascinado.
Yo le podría decir al anciano cuán negro es su futuro, convencerles a las señoras de que lo que llevan en el carro es comida basura, advertirles a los ejecutivos acerca de los riesgos del trading on line, disuadir a los menesterosos sobre su futilidad discursiva, persuadirle al ferretero que como chatarra sacaría más rentabilidad al negocio y a las estudiantes que la filosofía ya no interesa hoy en día a la sociedad, pero a estas alturas de mi vida estoy en otra onda.
Desde la segunda ola de la pandemia participo en un programa piloto a base de pastillas y de inyectables que se repiten regularmente. Ya voy por la cuarta dosis de refuerzo. Por las tardes me conecto virtualmente a modo de terapia con mi súper FullHD, procesador 4K, rango dinámico (hdr) 65 pulgadas. Mente, brazo y mando forman parte de un mismo mecanismo sincronizado. Me estoy preparando porque me han hablado de un lugar donde hay libertad y no se pagan impuestos. Iré a tomarme unas cañitas cuando esté listo. Dicen que de Madrid, al cielo.
Interesante tu manera de disfrutar la mañana y ahí ponerte al día con todo lo que pasa a tu alrededor. Feliz Martes.
ResponderEliminarHola, ya sabes que hay gente para todo. Unos hacen y otros miran. Gracias por comentar.
EliminarHola, Isan.
ResponderEliminarNo sé de qué tratará ese programa piloto, pero tu protagonista desde luego vive en su propio mundo, uno muy pausado y feliz, ja, ja, ja Y encima libertad y no se pagan impuestos, no sé si temer ese sitio o pedirte que me digas dónde es, ;)
Muy buen relato.
Un abrazo.
Hola, Irene. He jugado a ser un poco irónico, sarcástico diría. Primero por el plan que tenemos o nos espera, también por el bombardeo de vacunas, peligros y noticias que recibimos constantemente y por otro ese sitio del que tanto alardea la presidenta de Madrid y su libertad. En realidad ese lugar no existe, siento decírtelo. Muy agradecido con ti comentario.
EliminarPreocupate por ti mismo mas que por el anciano, que ya tiene la partida jugsda, los pensionistas son los amos, hasta que esto quiebre. El ferretero ya las ve venir y ansía urgentemente parecerse sl anciano. Y a las filosofas, diles que aprevechen las hormonas, wue es lo que se van a llevar , porque pa luego les va a quedar un panorama...
ResponderEliminarSaludoss
Tú siempre tan ingenioso, tienes razón. Me encanta tu positividad, el futuro... ya veremos.
EliminarYo creo que iré al infierno. Allí seguro que hay música heavy.
ResponderEliminarPues, mira, me apunto de cabeza. Saludos.
EliminarHola, Isan. No sé si es un relato de ficción o algo basado en hechos reales, lo que sí sé es que, ese cotidianismo que narras me ha fascinado. Y no por el relato de un patrón conductual de rutinas llevadas al extremo, sino por la vida (y crítica) que subyace bajo las palabras e introspección del narrador, ya sea personaje o real. Una mirada distinta a ese mundo con el que todos convivimos y del que concluyes con esa epifanía de que poco queda ya hacer más que esperar a la parca. En el fondo es algo duro, la vida real como una pantomima que nadie entiende mientras lo único seguro y real es esperar lo inevitable. Espero que en esa espera haya más reflexiones e incluso algo de esperanza que no sea dejarse llevar por la caja tonta, je, je, aunque la oferta de hoy en día es difícil de sortear.
ResponderEliminarUn abrazo, Isan
Hola, Pepe. Ya sabes que conscientemente o no, en todo cuanto escribimos a decimos dejamos una impronta de nosotros mismos. En absoluto hay nada biográfico en este relato al menos no era mi pretensión. He querido hacer un retrato, estrambótico si quieres, de una realidad que no podemos controlar. Como le comentaba a Irene He jugado a ser sarcástico. Primero por el plan que tenemos o nos espera, por el bombardeo de vacunas, peligros y noticias que recibimos constantemente y por esa pseudo libertad que proclama Ayuso de Madrid. Tienes razón con la oferta tan deprimente que tenemos.
EliminarYo seguiré escribiendo por aquí y en el Tintero que me da muchas satisfacciones aunque este mes no me va a dar tiempo de participar muy a mi pesar, pero en motivo son unas vacaciones. Así que ni tan mal, como dicen. Un abrazo.
Te agradezco mucho que me hayas leído y comentado.
Pues Isan, que disfrutes de las vacaciones, que también se merecen, y más en estos momentos donde el calor empieza a apretar, por lo menos por aquí, allá arriba estaréis aún fresquitos.
ResponderEliminarUn abrazo y nos leemos!
UN DÍA CUALQUIERA habla del escritor-voyeur que llevas incorporado a tu narrativa, el que sin escribir, escribes observando situaciones atento a lo que ocurre a tu alrededor.
ResponderEliminarLa primera persona funciona de maravilla, un soliloquio de tú a tú contándonos sus cuita cotidianas, costumbres, pensamientos…
La ironía por bandera con esa sutileza que me encanta y que esgrimes con maestría como observador del mundo , con gotas de desesperanzas por el género humano al que pertenecemos, y con, por fortuna, curiosidad pese a todo.
Hola Isan, no te he saludado. Espero que hayas tenido unas vacaciones estupendas y vengas con las pilas cargadas y ganas de escribir.
Un cariñoso abrazo.
Hola, Isabel. Vacaciones o alejamiento de lo cotidiano, como de este blog, pero con un verano intenso en lo demás. Me había propuesto que tres meses estaría bien y lo he conseguido. Justo hoy se cumplen y llega tu comentario. Me ha gustado. Como siempre has sido muy generosa embelleciendo el relato. Ahora voy a empezar a revisar los relatos como dijo David para la publicación y estoy desengrasado. Igual los dejo tal cual.
EliminarCon ganas de volver a darle a la sesera con las propuestas del Tintero. Nos leemos. Un abrazo.