2015-03-06

MÚSICA Y RECICLAJE

Tenía para mí que entre los muchos efectos beneficiosos de la música, uno de ellos era que nos igualaba a todos. Es posible que en el gusto por determinados grupos sea así, pero, como en todo, también aquí hay clases.

El grupo sonaba bien. Su nombre Abbey Road lo dice todo. Andan por ahí tocando música casi exclusivamente Beathes, como no podía ser de otra manera, reciclando -o manteniéndola actual- una banda única que hizo historia y reciclando también una época rompedora que igual habría que reivindicar. El local de actuación fue mercado municipal de abastos que también han sabido reciclarlo dándole un aspecto ecléctico. Se llenó de gente con una media de edad que no se suelen ver en conciertos de músicas análogas, pero, a su vez, con una vitalidad que para sí quisieran los de similar edad que acuden a otros conciertos más convencionales.

Unos se han ido adaptando a los tiempos con naturalidad, otros no lo necesitan -aunque hay que decir que eran los menos- y otros que seguramente necesitarían un reciclaje urgente de arriba abajo, por dentro y por fuera. Pero eso, me temo, que no esté a su alcance. La medicina no ha llegado tan lejos.

Las canciones iban sonando cronológicamente. Cuando íbamos allá por la época de India, las drogas el movimiento Hippy pacifista, contracultural y libertario, apareció el señor Alcalde de la cuidad. Qué momento tan oportuno. Un señor tan de derechas, tan circunspecto y tan amante del orden a base del palo y tente tieso. Al menos fue discreto. Todo lo que se puede cuando a su lado, pegado como una sombra, lleva alguien que se nota que no es su colega.

No me consta si pasó por taquilla, pero sí es cierto que la dirección advirtió su presencia por los taburetes que amable y discretamente pusieron a su disposición. Tampoco consta si fue gentileza de la casa o a petición de parte, en cualquier caso el primer mito que cae es el de que la música nos iguala a todos.

El hecho de que estuviera el resto del concierto a mi lado, me dio la oportunidad de constatar que resultó soso -el Alcalde, no el concierto- y que cayera el segundo mito: que no todo es reciclable, y él era la prueba.

El concierto mejor de lo esperado. Terminamos todos haciendo los coros en uno de los improvisados bises y que oh! casualidad, quedó para el final. El tema Hey Jude. Salvando naturalmente las abismales distancias, por unos momentos me vi transportado a 1997 al Albert Hall de Londres y quise sentirme como si estuviera en el final de aquel concierto que con este mismo tema, hicieran nada menos que Paul McCartney, Elton John, Eric Clapton, Sting, Phil Collins y Mark Knopfler entre otros, para recaudar fondos para la isla caribeña de Montserrat, destruida por una erupción volcánica.

De acuerdo, me he pasado un montón porque el paralelismo es imposible, pero me apetecía la exageración. Con los aplausos finales y las luces volví a mi realidad reciclada. Estos eran simplemente Abbey Road.

Mi móvil captó un momento del concierto en una mala imagen que por falta de calidad no puedo añadir, lo que induce a pensar que quizás le ha llegado el momento de reciclarlo.

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