2013-08-02

PON UN ENEMIGO EN TU VIDA

Bradley Manning a la sazón analista de la inteligencia de los EE.UU., harto del hedor insoportable de las llamadas cloacas del estado, en este caso de los mismos EE.UU -pero podía haber sido de cualquier otro Estado-, apelando a otros valores más nobles que los que imperan en su oficio, estuvo pasando documentos clasificados del ejército a Wikileaks.

Le pillaron y fue acusado de unos cuantos cargos, entre ellos el de ayudar al enemigo. Aquí no se juzga a nadie por someter a tortura a los prisioneros de Guantánamo, o por traspasar las líneas rojas de la decencia. No, lo que se juzga es a un tipo que ha tenido la osadía de descubrir sus vergüenzas. Y eso no pueden consentirlo. Dirán que ha puesto en peligro la seguridad nacional, pero lo que ha hecho ha sido destapar sus métodos criminales.

La sentencia le ha condenado a una porrada de años, pero, sobre todo, sirve de aviso a navegantes. Tiene un efecto intimidatorio. Lo de ayudar al enemigo no quedó probado en el juicio, pero lo que sí ha quedado meridianamente claro es que existe EL ENEMIGO.

No quiero entrar a juzgar si lo que hace el enemigo es bueno, malo o regular, que de todo habrá, pero es una figura que viene bien a los Estados. O, más preciso, a los gobernantes de los estados. Si no los tienen los buscan, los potencian y los mantienen. Los enemigos pueden estar en el interior o en el exterior y si es en ambos, mejor. Un enemigo lo justifica todo. Los excesos cometidos, las carencias de las que se adolece y da cohesión interna a un país. Si tienes un enemigo lo tienes todo. Tienes el camino expedito para cometer cualquier tropelía. Es estupendo tener enemigos, sobre todo si partes de una posición de fuerza. Eso de que al enemigo ni agua no va con ellos. Lo cuidan para que no muera de inanición pero para que se mantenga en ese punto de debilidad. Entre tanto se van colgando medallas cuando les sacuden. El enemigo puede ser el eje del mal que tanto gustaba a Bush padre e hijo o el movimiento vasco de liberación, a decir de Aznar. Pero cualquiera puede ser candidato a nada que discrepe.

Parten de la base de que ellos son los buenos y los demás los malos. Si no atacan, espían, sabotean o estrangulan económicamente. Para ellos no sirven los mismos principios, la misma ley que para el resto de mortales. La paz, la concordia, la cooperación, la justicia, son conceptos que no manejan. Ellos tienen unos de quita y pon en función de lo que interese en cada momento. El buen rollito es para los pringaos, ellos van a su bola.

Tenemos dos niveles. La masa dócil y aborregada que como característica que le es propia es perfectamente maleable y a la que se le infunden y exigen valores previamente diseñados y los amos o señores de la guerra, que son los que gravitan unos peldaños por encima del resto. Con la particularidad de que los peldaños son nuestras cabezas.

Yo me voy unos días de asueto, precisamente a una de esas zonas donde no hace mucho tiempo fue foco de conflicto armado a varias bandas y donde sigue la tensión. Con acuerdos impuestos que no satisfacen a nadie. Voy para transmitirles esos valores universales de haz el amor y no la guerra mientras alguien te la mete doblada. O sea, voy para mi solaz. Cómo estoy.





1 comentario:

  1. Tienes toda la razón. Lo que no he entendido bien es si vas de vacaciones a transmitir valores de amor o a lo segundo. En cualquier caso que disfrutes.

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