2012-10-02

UNA DE NECROLÓGICAS

Vaya por delante que expresamente no quiero hacer panegírico alguno de los seis que citaré, me sobran razones para lo contrario, pero la ocasión se ha presentado para que enlace lo que el tiempo ha querido que suceda ahora.

Santiago Carrillo Solares –lo pongo antes porque es el difunto más reciente - y Manuel Fraga Iribarne tengo para mi que mantenían una pugna no declarada en ver quien aguantaba más, o a ver quien palmaba más tarde, porque ambos estaban ya muy pasados por la vida tan intensa que vivieron. La salud de hierro del primero contrarrestaba con los siete tacos que le sacaba al segundo. Ambos pertenecen a la misma época pero en bandos contrarios. Con luces y sombras uno y otro abiertamente perteneciente al más negro, negrísimo, fascismo. Así que ha ganado Santiago porque ha aguantado más, ha vivido más tiempo y también la vida para él ha sido más dura, mucha culpa de lo cual la tiene Manuel, siempre pegado al poder. El de ordeno y mando.

La muerte de Carrillo ha ensombrecido lo que iba a ser la noticia del día como era la espantada de Esperanza Aguirre. Porque ha sido una espantada de la política en toda regla -me río yo de las que protagonizaba Curro Romero en los ruedos-, aunque hay quien apunta a que no hay tal sino que es una necrológica anticipada. A ambos les une su espantada y que ambos han muerto definitivamente para su profesión. Esta es la justificación de que estén aquí.

En un ámbito más doméstico, también ha fallecido recientemente quien fuera Presidente del Parlamento de Navarra, Balbino Bados. No tiene el nivel de los otros pero lo traigo aquí por la coincidencia en el tiempo. Me da pena que el recuerdo que de él me queda sea únicamente aquella frase que pronunció en pleno desarrollo de sus funciones cuando los Parlamentarios tenían que votar:  -preten el botonico-, ordenó sin rubor desde lo más alto de su Presidencia. Aunque era maestro e hijo de un cultísimo profesor asesinado en 1936 por los fascistas de la camarilla de Fraga, parecía que había ido a la misma escuela de esa otra difunta llamada La Faraona quien ante una aglomeración ingente en la boda de su hija soltó aquello de: -si me queréi, irsen.

¿Y cuál es la reflexión del día? Pues que la muerte de personas mayores, por esperada, se recibe de otra manera. Asumimos que ya ha llegado su tiempo independientemente de si ha sido repentinamente o consecuencia de un largo proceso, y sólo cuando nos toca muy de cerca se remueve nuestro pesar.

Cuando el difunto ha alcanzado cierta notoriedad, tendrá su portada, una recopilación de urgencia de lo más destacado de su vida o una reseña periodística. Sólo los más notables recibirán un homenaje y, tal vez, el nombre de una calle. Los demás asistiremos impasibles -como no podía ser de otra forma- a animadas conversaciones en los tanatorios, reencuentros inesperados, cotilleos y la comprobación de que el tiempo es inexorable con todos.

3 comentarios:

  1. Vaya personajes nos has traido entre folclóricas y fachosos que no pegan con Carrillo. El parlamentario no se de que pie cojea.

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    2. Pues sí, me han salido unos personajes un tanto peculiares de la españa profunda. Balbino ya no cojea, pero en su día le iba la derecha navarra, a pesar de que a su padre lo fusilaron por rojo. Aunque yo creo que lo que realmente hacía era enseñar a los que no tenían posibilidades de estudio, motivo bastante, al parecer, para pegarle un tiro.

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