2012-09-12

EL PODER DE LA TECNOLOGÍA

La tecnología ya forma parte inseparable del devenir diario. Se empezó introduciendo tímidamente, poco a poco, sin hacer ruido, como pidiendo permiso. Ya hace tiempo que lo hace con todo el descaro, sin complejos, casi diría que de forma insultante o, al menos, acomplejante para quienes a duras penas  queremos estar ahí.

Es impensable hoy en día prescindir de ella en el trabajo, por supuesto, pero igualmente en el hogar y en el ocio.

Tenemos un dominio razonable de ella, o eso creemos, pero la realidad es que somos sus esclavos. Estamos totalmente supeditados a sus caprichos. Solo la disfrutamos y controlamos en la medida en que nos lo permite. Diría más, muchas veces somos nosotros los autómatas y el comportamiento de las máquinas induce a pensar que forman parte de un cuerpo unido en red y que reciben la orden directa de una mente superior que todo lo controla. Más o menos el Gran Hermano de Orwel pero con una nueva generación de inteligencia artificial que opta con arrogancia -o se cree ya- humana.

Hay ocasiones en las que la tecnología nos puede jugar una mala pasada. Ocurrió el otro día en mi trabajo. A un compañero le pareció que algo no iba bien por el sonido que percibía de su ordenador: —creac, creac. Y lo mismo le pasó ante otro de la misma generación. Cuanto estábamos realizando una inspección ocular –porque otra no sabemos- ante el servidor, aparato de reciente adquisición, el extraño creac, creac se repitió. Es entonces cuando se encendieron todas las alarmas. No podía ser otra cosa que el presagio de un colapso inminente. El tsunami informático que se nos venía encima. Así que cual viejo capitán de barco di la orden precisa, escueta y contundente:

      Paren las máquinas  —dije con voz firme.

      Paren las máquinas —creí oír a alguien que repetía como un eco lejano.

La repetición del fatídico sonido con todo el tajo paralizado nos hizo ver que la fuente del mismo era un móvil que anunciaba el agotamiento de su batería.

Esto confirma que usuario es la palabra que usan los profesionales de la informática cuando quieren decir idiota. Que es como nos quedamos todos.

El futuro que se avecina es más complicado y más tecnológico. Es lo que hay. Volver al azadón se me antoja un recurso inviable. No sabríamos qué hacer con él, y peor aun, donde tiene el on. Pero, visto lo visto, a veces dan ganas de usarlo. Por lo menos para arremeter violentamente contra él o ella, que no se qué genero tiene -si es ordenador o computadora-, y que a buen seguro todavía está echando unas risitas por lo bajo.

4 comentarios:

  1. jajajajaja muchas veces lo que falla es el oído jajajaja

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    1. Cierto. No es un recurso del que ande muy sobrado. Pero debo decir en mi defensa que picamos todos.

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  2. La tecnología no piensa, quien piensa y mucho es el que la controla y así nos controla a nosotros con la dependencia y el consumo.

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  3. Todas hemos pasado alguna vez por situaciones parecidas, te desesperas porque crees que se te ha caido el sistema y resulta que es cualquier tontería. Espero que esté muy lejos el día en que los robots o androides nos dominen, no me gustaría estar ahí porque su CPU es lo menos parecido a un corazón o a un cerebro humano.

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