La religión es considerada por la gente común como verdadera,
por los sabios como falsa y por los gobernantes como útil. En este
convencimiento de la verdad están los practicantes de cualquier religión.
Depende de en qué lugar del orbe nos situemos, nos valdrá una u otra.
Como el tema tiene recorrido, lo desarrollaré en tres
entregas. Hoy me voy a limitar a comentar tres hechos reales y recientes que
nos pueden situar por dónde estamos (aun). Sé que hay otras historias mejores.
También las hay peores, pero las que relato son historias del día a día.
La primera viene de la mano del Jefe de la Iglesia Católica,
el Papa Francisco así autonombrado. Se presentó en abril pasado en Bruselas,
sede del Parlamento Europeo, no como Jefe del Estado Vaticano, sino como Pastor
de su Iglesia. Aunque sea un estado nada democrático pues no hay elecciones
libres y universales, podía haberlo hecho como Presidente de su país, pero fue
allí a trasmitir su ideología y a decir
que el aborto es un asesinato. Lo cual es un insulto a cuantas en el mundo
abortan legalmente. Tal vez en la Ciudad del Vaticano puede ser así, lo que
será doblemente castigado ya que será asesinato y a la vez pecado de los
gordos. Supongo que penado con cárcel por la parte del crimen y con el fuego
eterno por la parte del pecado. Pero no me preocupa el infierno ni siquiera si
en el Vaticano la gente aborta. Me preocupa la ideología que transmite.
El segundo relato se desarrolla en Hornachuelos, localidad
de algo menos de cinco mil habitantes, situada en Sierra Morena, allá donde
tiempo ha campaban a sus anchas los salteadores de caminos. Mitad España
profunda y mitad avanzada Europa. En este apacible entorno el Ayuntamiento en
Pleno y por unanimidad de sus ediles de diverso pelaje, han decidido
recientemente nombrar Alcaldesa Perpetua y Honorífica a Nuestra Señora Reina de
los Ángeles. La Alcaldesa (la de carne y hueso) declaró que sería un honor entregar el bastón de mando a
la Patrona. Pero ésta no acudió al solemne acto a recogerlo, sino que –como
no- sería el señor Obispo en medio de unos dispendios que para sí quisieran los
parados del lugar.
La tercera historia me da más pena. Sobre todo porque es
cercana y se está desarrollando en el tiempo presente. Es la de un joven de
veintiún años declarado homosexual. Hace tiempo que él lo tiene asumido pero no
así su entorno. Vive en una población rural de menos de mil habitantes muy
pendiente de lo que respiran los demás. Estudia en la ciudad. Sus progenitores
tienen un director espiritual que no es otro que el cura-párroco del lugar. Este
cura-párroco pertenece a la secta del Opus Dei. Y parece que ha hecho campaña
para que el joven acuda –de hecho para contentar a sus padres viene haciéndolo
regularmente de un tiempo a esta parte- a un muy profesional gabinete de
sicólogos, también de la obra ya que estos trabajan a conciencia, para que le curen
de su enfermedad. La campaña se extiende a devotas feligresas de la
localidad que no dudan en "ayudar" con mensajes y llamadas, naturalmente anónimos porque tu mano izquierda no debe saber lo que hace la derecha. La culpabilidad de
todo lo que le pasa recae sobre su entorno de estudios de arte donde, por lo
visto, reina la frivolidad, el desmadre y la depravación más abyecta.
No vale decir que en otros sitios se les sigue castigando
con la muerte. ¡Qué suerte ha tenido el chaval! Es más que probable que en el
mejor de los casos el resultado será el sufrimiento y la ruptura familiar, si
es que antes no acaban con él los profesionales del gabinete especializado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No te cortes, este es el sitio para expresar tu opinión