2012-07-23

EL PLAN B

Todos, en un momento dado, tenemos un plan B. Es una alternativa al plan original. Es la salida que permite alcanzar el objetivo inicial con un grado de aceptación adecuado si el inicial se rompe. Por definición el plan B es peor que el A, ya que si fuera mejor, se convertiría en la primera opción, digo yo, aunque no tiene que ser malo per se.

Planificar una segunda opción puede aportar muchas dosis de imaginación y, en ocasiones, sirve para mejorar el primero. Incluso a veces ocurre que el cálculo inicial era erróneo y el B resulta mejor que el A, por lo que le damos el cambiazo y lo que era B se convierte en A y viceversa.

Quienes saben mucho de esto son los militares y los políticos que jamás se olvidan de planificar un protocolo alternativo. Por cierto, más maquiavélico, si cabe, que el anterior.

En la economía también funciona el plan B. Funciona en la especulación financiera y en la planificación de la empresa. No hay empresa que se precie que no tenga ese plan en su contabilidad y caja. En algunas es incluso su principal y casi único modo de operar, de manera que, en realidad, ese no es su plan alternativo. El dinero negro y la caja B son su auténtico plan A.

Yo este fin de semana tenía previsto subir un monte. Como quiera que surgieron dificultades, rápidamente planifiqué la alternativa caso de que el primero no se pudiera materializar. Era el sucedáneo algo menos atractivo pero del que no hubo que echar mano.

Viene todo esto a cuento de que todos, en mayor o menor grado, como decía al principio, hacemos nuestro plan B.

Pues todos no. Después de ver la conveniencia para todos elaborar este plan B, y más si se trata de un gestor de los intereses públicos, ahora, digo, viene el Gobierno y dice que no existe plan B. Que no hay alternativa a su plan de choque para reflotar la economía. Que nos tenemos que tragar el paquete de recortes si o si.

Esta incertidumbre ha impregnado mi ánimo y ha hecho que estemos a final de julio y que yo esté sin un plan B para las vacaciones. Tenía un plan A magnífico y en el que confiaba. Todos los años había sido así. Ahora el Gobierno me obliga a desechar mi plan porque-no-queda-otra, y las alternativas que tengo a la vista son desoladoras.

Si no tienes plan te quedas con el culo al aire.

Yo estoy sin plan.

Yo necesito un plan (o dos).


4 comentarios:

  1. El hecho de no tener ningún plan preestablecido, puede ser por qué no un plan B. Estamos continuamente improvisando. Los finesde se pueden convertir en un plan B. En la vida siempre hay un plan B, estamos continuamente maquinando... Y asi seguimos, nuestro día a día, reinventándonos planes B.

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  2. Y si falla e A y el B, siempre habrá un C.

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  3. una persona ingeniosa siempre lleva un plan con ella. Improvisa.

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  4. Para temas no complejos y que no afecten a terceros, el hecho de no tener un plan B e improvisar en el momento la acción a tomar, muchas veces es garantía de éxito. Un plan B te da tranquilidad y omodidad, pero una improvisación con decisión e interés es más viva.

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