2013-06-28

DE APODOS, MOTES, ALIAS Y DEMÁS EPÍTETOS

Si ponemos en otra categoría los seudónimos que suelen emplear los artistas varios para firmar su obra, parecía que, conforme nos íbamos urbanizando, los apodos irían cayendo en desuso, pero apareció Internet y los chat y facebook y los blogs y los nicks y ahora todos tenemos uno de los de toda la vida y otro nuevo, por lo menos. La diferencia está en que los de antes nos los ponían  los otros de acuerdo con lo que veían de nosotros y los de ahora los elegimos nosotros en función de nuestros intereses o gustos. Los de antes tenían su enjundia, los de ahora son más anodinos.

Tengo un amigo, Pedro, que cuando digo o hago ciertas cosas, dice de ellas que son txumadas. Lo pongo con tx porque me siento más cómodo con esa grafía y porque -para mi sorpresa- chumada ya existe. En varios países de Sudamérica es ir pasado de copas. Borracho, vamos. Y por ahí no va la cosa.

Txumada es un término que no viene en ningún diccionario. Se lo inventó él tomado del apodo con tx con el que me identificaban los amigos hace ya unos cuantos años y que aun usan quienes con él me conocieron y no se han reciclado. Seguir oyendo de vez en cuando ese alias me sienta bien porque me traslada a otras épocas y me produce un efecto rejuvenecedor.

Tiene una difícil explicación en conceptos conocidos. Viene a ser algo que, sin considerarse ni bien ni mal, está dicho o hecho fuera de convencionalismos. Tiene un toque de humor fino, de ingenio o de metepatas jocoso; de irreverente y de inconveniente. Siempre sorprende. No estoy seguro si cuando él lo emplea me intenta halagar o vituperar, pero admito que encaja perfectamente con aquello que lo ha provocado.

Esta característica debe venir con los genes ya que con nombre o sin él, quienes nos conocen nos achacan esta cualidad irónica a todos los hermanos. Y sospecho que algo de ello hemos transmitido.

Otro amigo, Fermín, es -era- prolífico en inventiva. Digo era porque hace tiempo que se le ha apagado la chispa. La del ingenio, no la de la vida. Todos los amigos de cuadrilla llevamos al menos un apodo como principal y varios otros derivados de ese, pero curiosamente él no tiene ninguno. Igualmente eran agraciados/as con su correspondiente alias cuantos establecían un mínimo contacto. Casi todos geniales conociendo su origen. La lista sería interminable, pero solo a modo de ejemplo vaya el de apagavelas atribuido a una conocida con una nariz, digamos, moderadamente prominente y curva.

Este amigo se inventó el término gandarias, aunque ya existe como apellido. Este epíteto pretende ser un adjetivo que no define nada concreto y que sirve para todo. Le dices a alguien eres un gandarias y no tienes que dar más explicaciones. Que cada cual lo interprete como desee o como venga al caso.

Fermín -mira casualidades-, ha hecho muchas chumadas. Tal vez por la necesidad de mantener siempre el tono que de él se esperaba, y eso le está pasando factura. Hace tiempo que no practica su faceta más txumística, epíteto que también a él se le podía atribuir por méritos propios.  


2013-06-14

PIEDRA

Modesta y sufrida piedra que soporta nuestro peso y cuanto peso queramos cargarle. Que tolera nuestra indiferencia cuando caminando por el campo le damos una patada con total desdén. Cuando la cogemos a la orilla del río y la lanzamos para hacer la mejor txipi-txapa. Cuando la troceamos o la moldeamos a nuestra conveniencia. Nos la imaginamos inerte, pero la piedra –que en realidad es roca- tiene vida propia. Construye y da solidez nada menos que nuestro mundo y es capaz de destruirlo en un arrebato de ira.

La piedra es un material natural, más o menos compacto, más o menos duro, combinación de uno o varios minerales que le confieren diferentes cualidades físicas. Se distinguen por su color, peso, forma, composición, dureza o utilidad. Desde la piedra pómez al diamante su variedad y uso son infinitos. Sirven para todo. Desde lo que la naturaleza le ha asignado, hasta el provecho mercantil o de poder que le conferimos. Una diminuta piedra puede hacernos inmensamente ricos o estropearnos una caminata.

Más que en sus cualidades físicas quiero detenerme especialmente en su significación metafísica. Por una piedra se mata y se ama. Una piedra sirve para atacar o defenderte dependiendo del lado en el que te encuentres. Imaginemos una manifa o una lapidación. Desde la caverna al caserío, pasando por los castillos, siempre ha servido de refugio seguro para cualquier ser vivo, como lo atestigua el cuento de los tres cerditos y el lobo. La piedra transmite cobijo y  seguridad.

Un buen periodo de la humanidad está comprendido en la edad de piedra por la importancia de su uso como armas y utensilios. Las ofrendas a los dioses se hacían –se hacen- en el ara o piedra sagrada, como los rituales de la masonería. Hay piedras preciosas, filosofales, talismán, piedras angulares, primera piedra, piedra de toque, piedras en el riñón, corazones de piedra, piedra rosetta y Rolling Stones (aunque dicen que Cantos Rodados es una mala traducción). Llueve en forma de piedra, la rotura del gemelo es una pedrada, incluso al crack le llaman piedra. Tenemos un juego de piedra, papel o tijera y en el mus contamos con piedras.

El lenguaje cotidiano recoge perfectamente la importancia que siempre ha tenido. Está plagado de referencias: No dejar piedra sobre piedra; tirar la piedra y esconder la mano; lanzar piedras al propio tejado; poner piedras en el camino; pasar por la piedra; quedarse de piedra; el que esté libre de culpa que tire la primera piedra; tropezar dos veces en la misma piedra: agua de sierra y sombra de piedra.

El distraído tropezó en ella
El violento la utilizó como proyectil
El emprendedor construyó con ella
El campesino la utilizó de asiento
Para los niños fue un juguete
David venció a Goliat
Miguel Ángel hizo la más bella escultura
En todo caso la diferencia no estuvo en la piedra.
La diferencia está en las personas.