No se por qué si tenemos dos ojos, dos oídos y una lengua, no vemos y escuchamos dos veces antes de hablar. Debe ser porque la estupidez humana es infinita.
Debería ser del conocimiento general y más practicado aquello de que quien sabe mucho escucha y quien sabe poco habla, pero los dueños de las frases que voy a comentar, a pesar de que ocupan puestos significativos en la sociedad, parece que pertenecen a esta segunda categoría y no se han parado a pensar las perlas que han salido de sus boquitas, o, si lo han pensado, son unos desalmados, lo cual viene bien para que los que tenemos dos dedos de frente nos distingamos de los necios.
¿Por qué no te callas? está fuera de contexto, de momento y de lugar, se pretenda justificar como se quiera y, además, dicho por la persona menos adecuada, y menos educada también, porque de tanto romper el protocolo se pasa de vulgar. Que, mientras esté ahí, por lo menos que cumpla.
De una grosería infinita es el que se jodan, refiriéndose a los parados, de la Parlamentaria del PP Andrea Fabra o lo de la Consejera de UPN Marta Vera que está cansada y aburrida de los colectivos que trabajan con emigrantes. Palabras que deberían haberles costado a ambas la destitución fulminante del puesto. O la del Ministro Vert que -ya que es Ministro de Educación- lo dicho es de nota. Prende españolizar a los alumnos catalanes, supongo que con la asignatura de “Formación del Espíritu Nacional” que se estudiaba en la escuela franquista para más gloria de la España una, grande y libre.
La prepotencia, desprecio por las leyes y misoginia del Presidente del Consejo General de la Ciudadanía en el exterior cuando soltó aquello de que las leyes son como las mujeres, están para violarlas, además de costarle su puesto, debería haber movido a la fiscalía a actuar de oficio y a que fuera procesado tanto por lo de las leyes como por lo de las mujeres y, además, por amañar un resultado. Por cierto, presidente de un órgano del que yo no tenía –y supongo que el noventa y nueve por ciento de los mortales tampoco- ni la más remota idea de su existencia y sigo sin conocer sus fines y objetivos como no sea el de colocar amiguetes y que, naturalmente, tendrá una suculenta dotación económica con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, es decir, a nuestros bolsillos vía impuestos.
Si después de escuchar lo dicho la opinión pública manifiesta su disconformidad o se les hecha encima, no tienen mas que soltar aquello de lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir. Vale con poner el mismo careto que quien lo dijo por primera vez, hacer mutis por el foro de la misma manera y seguir amarrado al sillón de igual modo. Todo arreglado y pelillos a la mar. Aunque sería más conveniente que hicieran caso a la frase que comentaba al principio y que, ahora sí, sería oportuna: ¿Por qué no te callas?